Desde San Lázaro

En riesgo, la gobernabilidad

Las cuatro semanas que faltan para la elección estarán plagadas de bombas mediáticas, producto de la guerra sucia que prevalece en estos convulsionados tiempos.

A 30 días de las elecciones más grandes de la historia en México y en donde estará en juego la presidencia de la República, además del Congreso, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la CDMX y más de 20 mil cargos de representación popular, el presidente López Obrador se mantiene en el tablero de mando en temas electorales para minimizar los riesgos de entregar el poder a la oposición.

En los asuntos torales que implica riesgos para el proyecto político de la 4T, el tabasqueño opera directamente y se encarga de ordenar a los funcionarios públicos que tienen responsabilidad sobre esos asuntos, se apliquen a resolverlos a la brevedad; así ha pasado, por ejemplo, en la capital del país, en la que se encontró agua contaminada en la red de agua potable, en la alcaldía de Benito Juárez y que de inmediato fue socavada la emergencia con mentiras, y de igual forma ocurrió con los restos hallados en una fosa clandestina y un crematorio clandestino en Iztapalapa y a velocidad de la luz se hicieron los estudios antropológicos para determinar, en menos de 24 horas, que los restos óseos hallados son de origen animal.

Siempre dejan cabos sueltos que permiten descubrir que con argumentos falaces, ocultan la verdad, ya que activistas y buscadores grabaron la escena del crimen y recogieron muestras que serán analizadas por peritos internacionales para determinar el origen de los restos óseos, además de evidenciar que personal de la Fiscalía capitalina limpió el crematorio.

La desesperación cunde en el principal huésped de Palacio Nacional y ello se trasmina a sus principales colaboradores y operadores, quienes andan con el Jesús en la boca para que no se descubra lo que han construido a base de mentiras.

Por ejemplo, el tema de las encuestas que ahora como nunca son usadas como instrumentos de propaganda política por parte del oficialismo, que tiene bajo sus servicios a toda una batería de casas encuestadoras que, sin recato alguno, conforman los resultados de sus estudios demoscópicos al gusto del cliente.

Ah, pero eso sí, si se publica una encuesta que da a Xóchitl Gálvez la delantera, como ocurrió con la empresa Massive Caller, de inmediato las descalifican sin argumento válido.

Los resultados obtenidos por esta empresa en sus encuestas han sido de los más acertados en otras elecciones, y ello les da credibilidad que no tienen la mayoría de sus competidores, que, incluso, otorgan una ventaja de 30 puntos o más a Claudia Sheinbaum.

La realidad es que las encuestas han perdido credibilidad y sus resultados, en el mejor de los casos, son tangenciales y corresponden a un momento o circunstancia que nada tiene que ver con los votos que alcanzará cada candidato.

Estas cuatro semanas que faltan para la elección estarán plagadas de bombas mediáticas, producto de la guerra sucia que prevalece en estos convulsionados tiempos.

De igual manera, la injerencia total del crimen organizado en el proceso electoral seguirá, por desgracia, cobrando vidas de los candidatos y actores políticos. El activismo político de estos criminales incide, incluso, en determinar en qué casillas no asistirá la gente a votar y también determina, en muchos casos, cuál candidato o candidata será el vencedor.

Otro factor en la víspera de la elección es que continuará la injerencia de López Obrador en el proceso electoral ante la impasividad del INE, que ha sido omiso en este rubro, además de que con su silencio y complicidad avala el uso de recursos públicos con fines electorales por parte de buena parte de los candidatos de Morena, PT y PVEM.

Si el INE hubiera actuado de manera imparcial en cuanto a los cientos de espectaculares que se dispusieron en favor de Claudia Sheinbaum a lo largo del país, desde tiempos en que estaba investida como corcholata, tal como lo denunciaron Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, pues sencillamente en estos momentos estaría fuera de la contienda electoral la exjefa del gobierno capitalino.

El hecho es que la gobernabilidad está sostenida con alfileres y dependerá mucho del respeto a los resultados que arroje la elección presidencial y ello, de suyo, preocupa incluso al gobierno de Joe Biden.

Como se aprecia, está mucho en juego y no solo es el modelo de gobierno, sino, sin exagerar, el futuro del país y de las nuevas generaciones.

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