Cuando al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez le encomendaron la construcción del Estadio Azteca en 1962, el objetivo era claro: que fuera un aliciente que ayudara a México para que obtuviera la sede de un Mundial de futbol; ocho años más tarde la meta se cumplió. El inmueble con mayor capacidad en el país y, hoy, el tercero más grande del mundo (detrás del Estadio Reungrado Primero de Mayo en Corea del Norte, y el Salt Lake, de la India), no es el más antiguo en la capital.
Primero estuvieron el Azul y el Olímpico Universitario, inaugurados en 1946 y 1952, respectivamente. A diferencia del ubicado en la colonia Santa Úrsula, ambos fueron pensados originalmente para albergar encuentros de futbol americano del equipo de la UNAM. Pero el paso de los años hizo que se utilizaran para otra disciplina.
"El mejor estadio para ver un partido de futbol es el Azul, por la forma en que fueron construidas sus gradas. El Azteca no, porque en la parte más baja del inmueble tiene una línea visual mala, esa es una de las razones por las que ahora lo están remodelando. En cuanto al de Ciudad Universitaria es el peor, porque no fue pensado para ello", explica Domingo Macotela, gerente de operaciones de la firma Mager Hasbani y arquitecto que ayudó a la construcción del estadio BBVA Bancomer de Monterrey.
Para Víctor Jiménez, exdirector de Arquitectura del Instituto Nacional de las Bellas Artes, incluso estéticamente el Azteca no es el mejor. "El que considero superior a éste es el Olímpico Universitario, que fue construido en su mayoría con los mismos materiales que se encontraron en el lugar, que fueron tierra y roca volcánica. En aquella época era la única edificación de este tipo que tenía un mural, que es La Universidad, la Familia y el Deporte en México, de Diego Rivera, aunque entiendo que el Azteca se construyó con la necesidad de tener un estadio con más capacidad que CU".
Para Honorato Carrasco, arquitecto y secretario de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, la importancia que tiene el llamado Coloso de Santa Úrsula va más allá de su belleza exterior.
"Constructivamente tiene un rigor técnico muy alto. El concreto fue utilizado como su material principal, que también fue tomado para levantar sus contrafuertes y galerías de los marcos principales. Esto no sólo hace que tenga una estructura fuerte, sino que le permite ser uno de los estadios más bellos y sólidos del mundo", menciona Carrasco.
El Azteca es el quinto inmueble más antiguo de los 18 que se utilizarán en la Liga MX a partir del próximo torneo y ha tenido cinco remodelaciones (1985, 1999, 2001, 2006 y 2013-2016). La última de éstas tiene como objetivo la construcción de palcos, la introducción de fibra óptica, entre otras mejoras.
"La remodelación del Azteca se está haciendo como se deben de construir los estadios actualmente, es decir, que sean polifuncionales, como es el caso del de Santos, el cual fue planeado con un área comercial para darle vida al complejo. El objetivo de estas nuevas construcciones es que no sólo sean funcionales en el día de partido, sino el resto de la semana. Por eso, parte de la remodelación del Azteca es la construcción de zonas comerciales", añade Macotela.
Macotela y Carrasco coinciden que entre las mejoras que debe tener cualquier inmueble están prioritariamente las medidas de protección civil, como son el señalamiento de las salidas y la cercanía de éstas, situación que, dicen, no se debe descuidar en la remodelación del Azteca, que el próximo domingo cumplirá medio siglo de su apertura.