Un grito surgió entre los aplausos. ¡Vivan las Cuevas! ¡No están solas! Ximena, la hija mayor de José Luis Cuevas, se derrumbó junto a la urna con las cenizas del pintor y las muestras de solidaridad aumentaron en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes.
"¡Bertha, Bertha, Bertha!", resonó el nombre de la primera esposa del artista y madre de las tres hermanas. María José y Mariana también montaban guardia en el homenaje luctuoso a su padre, fallecido el pasado martes a los 86 años.
Las Cuevas no habían podido ver al artista desde 2013, cuando acusaron públicamente a su segunda esposa, Beatriz del Carmen Bazán, de tenerlo prácticamente secuestrado.
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El espacio para el homenaje estaba, literalmente, separado: a la derecha, la viuda, funcionarios y comunidad artística. A la izquierda, amigos y familiares.
A las 17:10 horas ingresó el cortejo al recinto, en el que la concurrencia fue discreta, pero conjuntó a figuras como la viuda del escritor Carlos Fuentes, Silvia Lemus, el actor Daniel Giménez Cacho, el político Porfirio Muñoz Ledo, el cineasta Alfonso Arau y la vedette Wanda Seux.
El ambiente era tan tenso como desolador. El poeta Homero Aridjis tomó el micrófono de forma espontánea -como también lo hizo Muñoz Ledo-, y aludió a la misteriosa reclusión de su amigo -que llamó secuestro-, durante los últimos cuatro años. "Quizá le dieron toloache para enloquecerlo", aventuró, y reconoció como única familia del artista a Bertha y a sus hijas.
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La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho, y el secretario de Cultura de la CDMX, Eduardo Vázquez, acompañaron a la viuda, quien permaneció estoica ante las muestras de apoyo a sus hijastras. La guardia fue breve, silenciosa.
Bazán no pronunció ningún discurso ni dio declaraciones. Se retiró, acompañada por la directora del INBA, a las 18:00 horas.
García Cepeda -la primera en hablar- se refirió al homenajeado como un ejemplo de juventud permanente. "Abrazó su tiempo y llegó más lejos todavía que La Ruptura".
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El arquitecto y escultor Fernando González Gortázar pronunció el discurso oficial. A su llegada al recinto, lamentó las circunstancias en las que murió su amigo. "Es muy triste. Más porque parece que murió de cáncer. No sé si él estaba enterado; espero que no, porque siempre le tuvo mucho miedo a la enfermedad y al paso del tiempo".
Las cenizas permanecieron media hora más. Las hijas del pintor se retiraron antes. Aseguraron no saber dónde reposará la urna.