Durante meses de un acalorado debate sobre comercio y aranceles, los estrategas y asesores de Wall Street asumieron que todo era solo una política arriesgada. Pero, de repente, más de ellos aconsejan a los inversores que se pongan a la defensiva. Es más fácil decirlo que hacerlo en 2018, cuando todos los mercados mundiales se entrelazan. Las compañías S&P 500 obtuvieron el 43 por ciento de sus ventas del extranjero en 2016, según S&P Global Inc. "Hay mucho debate sobre qué es un sector defensivo", menciona Emily Roland, directora de investigación de mercados de capital de John Hancock Investments.
Algunos dicen que deberían cambiar sus activos a compañías pequeñas que dan aislamiento de una guerra comercial, según la teoría. Otros voltean a productos básicos. Si la economía se desacelera, las personas aún necesitan cepillos y pañales ¿cierto?
Resulta que nada es claro. Volvamos a principios de marzo, cuando Donald Trump anunció los aranceles sobre el acero y el aluminio. El índice Russell 2000 de pequeña capitalización comenzó a despegar frente al S&P 500 a medida que el efectivo se trasladaba a compañías pequeñas. Ahora, los estrategas de Wall Street apuntan a fallas en la tesis de "las pequeñas empresas son más seguras". En una nota a sus clientes, Maneesh Deshpande, de Barclays Capital, destacó la dependencia de las pequeñas capitalizaciones en las importaciones. Mike Wilson, estratega en jefe de acciones de Morgan Stanley en EU, escribió que los precios de las acciones podrían haberse adelantado a sí mismas. En sus conversaciones con los equipos de administración de empresas más pequeñas, Matthew Litfin, gerente de cartera del Columbia Acorn Fund en Columbia Threadneedle Investments, en Chicago, ha sentido preocupación. "Los CEO de empresas de baja capitalización están nuevamente preocupados por la guerra comercial", afirma.
Los flujos en el mayor fondo cotizado en Bolsa que rastrea acciones de pequeña capitalización, el ETF iShares Russell 2000, también revelan un cambio de opinión entre los inversores. Desde marzo hasta fines de mayo, el fondo de 47 mil millones de dólares registró 4.6 mil millones en entradas netas. Desde entonces, más de una cuarta parte de ese efectivo ha huido.
Luego está el debate sobre si una guerra comercial genera inflación o un proceso deflacionario.
Tal vez aumenta los costos de las importaciones en los mercados donde el desempleo ya es bajo y empuja los precios hacia arriba. O tal vez eso sea contrarrestado por una caída en el crecimiento. Jim Paulsen, estratega jefe de inversiones de Leuthold Group LLC en Minneapolis, dice que los inversores deben tener en cuenta la posibilidad de una estanflación: un entorno con inflación creciente y bajo crecimiento. "Yo iría con un enfoque de barra", dice.
"Definitivamente tendría los beneficiarios inflacionarios –energía, materiales, industriales– pero también pondría algunas defensas puras: servicios y productos básicos".
O tal vez, lo que funciona mejor en una guerra comercial es lo que sirvió antes: la tecnología. Roland dice que las tecnológicas son en realidad la nueva jugada defensiva. La gente está demasiado apegada a sus iPhones como para renunciar a ellos fácilmente. Agréguelos a la lista junto a los cepillos de dientes.
Si todo esto le da la idea de que lo más simple es mantenerse diversificado, esa es una razón por la que el negocio de fondos indexados está en auge. Y si alguna vez hubo un momento para tomar la idea de que las acciones se mueven impredeciblemente, en lo que los economistas llaman una "caminata aleatoria", tal vez es llegó el momento en que todo el mundo puede ponerse de cabeza con un tuit cualquiera.