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¿Cómo terminará la 'novela comercial' de EU-China?

El problema con la estrategia 'toma y daca' en la aplicación de aranceles no es la irracionalidad, sino el error de cálculo.

Pelearse con un socio comercial parece una mala idea, pero no necesariamente irracional. Sondear las debilidades de un socio puede ser una forma efectiva de lograr un mejor pacto comercial, según la teoría de juegos, la rama de las matemáticas que se ocupa de la estrategia. A veces tiene sentido que un país "ponga a prueba la determinación de otro", dice Ethan Harris, jefe de economía global del Bank of America Merrill Lynch. "El acto de aplicar aranceles te enseña algo sobre la parte contraria", en particular su disposición a tomar represalias, dice Harris. Le funcionó a EU cuando amenazó a Corea del Sur con aranceles al acero y el aluminio; los coreanos rápidamente hicieron concesiones para esquivarlos.

El problema con la estrategia "toma y daca" no es la irracionalidad, sino el error de cálculo. Si cada país en la mesa de negociación sigue escalando en la expectativa equivocada de que la otra parte a la larga reculará o cederá, el resultado serán barreras arancelarias altas y una reducción en el comercio transfronterizo que deja a ambas partes en peor condición. Ese es el riesgo que corren EU y China.

Toma: el 15 de junio, el presidente Trump dijo que EU cobraría aranceles sobre importaciones chinas por valor de 50 mil millones de dólares en respuesta a lo que según él son décadas de robo del conocimiento estadounidense. Trump también ha señalado que quiere reducir el déficit comercial con China que asciende a 376 mil millones de dólares anuales.

Daca: el Ministerio de Comercio de China respondió de inmediato con una declaración que decía que contrarrestaría la medida de Trump en "la misma escala e intensidad". Beijing aplicaría aranceles a productos como soya, maíz, trigo, arroz, sorgo, carne bovina, porcina y avícola, pescado, lácteos, nueces y verduras, y automóviles, entre otros.

Toma: descontento con la reacción de China, el 18 de junio Trump le pidió a su personal que elaborará una lista de productos chinos adicionales por valor de 200 mil millones de dólares que podría someter a aranceles punitivos.

Daca: China reviró que "si EU pierde la cordura y publica una lista de este tipo, China tendrá que tomar medidas cuantitativas y cualitativas exhaustivas".

Los expertos encuestados por Bloomberg esbozan cuatro escenarios sobre el posible desenlace del conflicto comercial de Estados Unidos y China: ambas partes retroceden, lo que ahora parece poco probable en el corto plazo; China cede; EU cede; o ambas partes intensifican el enfrentamiento.

El escenario de "China cede" supone que el presidente Xi Jinping no querrá soportar una desaceleración en la economía china, que ya mostró signos de perder vigor en mayo. El escenario "EU cede" asume que China reta a Trump a cumplir su amenaza y lo evidencia, sabiendo cuánto aprecia el líder estadounidense una economía fuerte, un mercado bursátil en alza y el apoyo de los votantes en estados agrícolas que se verían afectados por los aranceles chinos.

El cuarto escenario, en el que ninguno cede, es el más dañino. "Todavía no llegamos, pero da miedo, porque parece que estamos en camino hacia un conflicto importante, y es difícil ver la salida", dice Michael Smart, director de la consultora Rock Creek Global Advisors LLC y exdirector de comercio internacional en el Consejo de Seguridad Nacional.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) fue creada para evitar exactamente este tipo de provocaciones y políticas riesgosas. "Los acuerdos comerciales son una forma de escapar del dilema del prisionero en el que cada país que actúa racionalmente se queda atrapado haciendo algo que es malo individualmente, pero no puede salir del dilema sin un acuerdo colectivo", explica el economista de la Universidad de Dartmouth, Robert Staiger.

Trump está convencido de que tiene mejores cartas. Hasta ahora, las acciones estadounidenses se han mantenido bastante bien, fortaleciendo su mano en el juego. Pero eso puede no durar. "Estoy asombrado de la complacencia de los mercados mientras Trump avanza hacia una guerra comercial", escribió en Twitter Paul Krugman, economista ganador del Premio Nobel. Las acciones chinas no han aguantado la presión y han bajado: el índice compuesto de Shanghái cayó casi un 4 por ciento, a un mínimo de dos años, el 19 de junio. Subió ligeramente al día siguiente, luego de que el gobernador del Banco Popular de China, Yi Gang, hizo comentarios tranquilizadores.

Hao Hong, estratega jefe de Bocom International Holdings Co. en Hong Kong, cree que "las cosas podrían empeorar mucho más si la guerra comercial se intensifica y China contraataca de manera poco convencional". Por el momento, ninguna de las partes ha dado su brazo a torcer. En opinión de Harris, de Merrill Lynch, China piensa que puede aguantar más tiempo. Trump cree que puede golpearlos más fuerte. No se están pegando el uno al otro por diversión. Piensan que tienen una ventaja, y solo aprenden lentamente que quizás no sea así.

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