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Instagram pone a la moda la ropa de juventud de tu abuelita

Cada día es una montaña rusa de tristeza y júbilo en la red social, gracias a tiendas vintage.

En el momento en que Dee Ibrahim vio la alerta en su móvil supo que tenía que comprar esa chamarra rosa. Ibrahim moría por la prenda de 50 dólares que un vendedor de ropa vintage acababa de publicar en Instagram. Pero tenía otros gastos y no podía pagarla, así que envió un mensaje a una amiga y le pidió que la apartara, sin suerte.

Bueno, se dijo Ibrahim, la compraré. Pero al refrescar la página la prenda se le había escapado de las manos. El mensaje decía: "Vendida".

Esa es la montaña rusa de tristeza y júbilo de una nueva generación de compradores que ha convertido las tiendas vintage de Instagram en parte de su rutina. Cientos de cuentas publican atuendos cuidadosamente seleccionados y a menudo se venden en cuestión de minutos o segundos. Como la ropa es obtenida de tiendas de segunda mano o del armario de la abuela, son efectivamente únicas. Pierdes una alerta y el artículo se fue para siempre.

Ibrahim, una modelo de 22 años, a veces gana esta carrera. Como cuando vio un camisón de 32 dólares que le encantó. Lo consiguió mientras navegaba con su teléfono en el trabajo. "Di mi código postal y ella respondió en un minuto, eso fue todo", cuenta.

Estas tiendas en las redes, pasatiempo para algunos y empresas serias para otros, representan un floreciente rincón del denominado "comercio social". Aunque redes como Facebook, Twitter, Pinterest e Instagram pueden influir mucho en las decisiones de compra, las transacciones se realizan principalmente en los sitios de minoristas. Un informe de 2017 de la empresa de búsqueda visual ViSenze indicaba que 54 por ciento de los compradores en línea nunca hacen sus adquisiciones desde las redes. Pero eso está cambiando, señaló el analista Andrew Lipsman de la firma de investigación EMarketer.

Instagram, con sus 800 millones de usuarios activos mensuales, ha lanzado productos para que el proceso de venta de ropa vintage (y de cualquier cosa) sea más fácil para empresas que usan plataformas como Shopify y BigCommerce. En 2016 agregó la función de ver productos en las historias de Instagram y acceder a la tienda web de una marca. Las pruebas de "Instagram Shopping" con Macy's y la marca de lentes Warby Parker arrancaron tres meses después, la función permite que los minoristas etiqueten productos y dirige a los usuarios a un enlace de "Comprar ahora". El año pasado, la red añadió más socios participantes e incluso rediseñó su botón de compras.

Las tiendas vintage, sin embargo, usan métodos de antaño. Los vendedores publican las prendas con un pie de foto que indica tamaño, precio, color, estilo y cómo pedirla, generalmente a través de un mensaje directo o un comentario público. Las transacciones normalmente se realizan a través de PayPal o una plataforma similar. Como generalmente solo hay una pieza de cada artículo, se la queda quien la pida primero, una realidad que a veces desencadena un frenesí fashionista.

"Cuando estás en la carrera para comprarlo primero, no lo piensas mucho", dice Rose Soiffer-Kosins, estudiante de 21 años que opera su propia tienda en Instagram desde California. "Si te pierdes una pieza vintage, probablemente no vas a encontrarla de nuevo. Es un nuevo tipo de consumismo".

Iniciar una tienda vintage en Instagram casi no conlleva costos. Algunas generan hasta cinco mil dólares en ventas o más por semana, y los clientes de todo el mundo tienen entre 18 y 35 años. Los vendedores dicen que aquellas tiendas con una cantidad importante de seguidores pueden alcanzar ventas anuales de hasta seis dígitos.

Pero ser un proveedor de ropa en Instagram significa también ser un comprador. Muchos de estos emprendedores dedican tiempo a rebuscar en los estantes de tiendas locales de segunda mano. Después de lavar, reparar y planchar, hacen fotos o video para sus publicaciones.

En el mundillo de las tiendas de Instagram, la operación de Soiffer-Kosins es como un hobby. Ella abrió su cuenta el año pasado tras darse cuenta de que su amor por las compras de segunda mano podía traducirse en un ingreso adicional. Cuando estudiaba el bachillerato vendía su ropa usada a través de la tienda a consignación Poshmark, la semilla de lo que haría después. Hoy, Soiffer-Kosins publica en Ecru Vintage fotos de hasta 30 looks por mes, uno cada día. Si los artículos no se venden pronto en Instagram, los mueve a su tienda en línea. En total, gana unos cien dólares a la semana para complementar su sueldo.

Ivia Retrò, una tienda en línea iniciada en 2016 por Olivia Capierseho, estudiante de Brooklyn de 22 años, genera cerca de dos tercios de su negocio con los siete mil seguidores que tiene en Instagram, el tercio restante procede de su propio sitio. Casi todos sus seguidores son mujeres de entre 18 y 24 años, señala Capierseho, y por lo general gana unos tres mil dólares al mes. "Intenté hacer una página de Facebook y Pinterest, pero Instagram es lo mejor" para comprar ropa vintage, dijo. "Definitivamente es mucho más popular de lo que era hace un año".

Na Nin Vintage es un comercio minorista afincado en Instagram. En 2009, Kate Jennings, de 33 años, comenzó a vender ropa en Etsy como una actividad a tiempo parcial. Luego cambió de carrera y abrió su tienda física en 2014 en Virginia. Hace dos años finalmente incursionó en Instagram, y las cosas despegaron. Hoy la cuenta de su tienda tiene 136 mil seguidores y las ventas se concretan en un parpadeo, generalmente en los primeros cinco minutos, según Jennings. Un equipo de cinco personas es responsable de su ropa vintage, que encuentran en tiendas a consignación, ventas de garaje y subastas.

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