Con las sacudidas del presidente Donald Trump al orden internacional que Washington construyó tras la Segunda Guerra Mundial, el internacionalismo es el pasado y el aislacionismo es el presente. Sin embargo, Wall Street, una expresión distinta de la influencia estadounidense tan definitoria como Hollywood o Silicon Valley, aparentemente no recibió ese recordatorio.
Las finanzas europeas, golpeadas por las crisis de deuda y la convulsión política desde la crisis financiera de 2008 y ahora por el Brexit, atestiguan cuán internacionalistas son los bancos de EU.
Las potencias financieras de EU como JPMorgan y Goldman Sachs están ganando por goleada a sus rivales europeos, dominando la banca de inversión como nunca antes.
El divorcio británico de la Unión Europea dividiría a la industria financiera de la región. El papel de Londres como puerta de entrada al continente puede impedir que Europa iguale a EU con su propio flujo de capital. Brian Moynihan, presidente y director ejecutivo de Bank of America, llama a este efecto "la fragmentación de la liquidez".
"Eso no será bueno para la economía", dijo Moynihan en noviembre. "Hará que retrocedan entre diez y quince años en el posible desarrollo de mercados de capital, lo cual es crítico para el éxito de un país. Al final del día, lo que hace poderoso a EU son nuestros mercados de capital y todo el capital que podemos aportar a la situación. Eso nos permite desarrollar riqueza más deprisa para que personas, y empresas accedan a los recursos más rápido".
El resultado: la penetración de Wall Street en la UE. Así, Bank of America transforma una oficina en París en un recinto para cientos de personas. Goldman Sachs, Morgan Stanley y JPMorgan trasladan capital y personal a Frankfurt, París y otros sitios. JPMorgan Chase y sus pares captan cada vez más clientes a expensas de rivales como Deutsche Bank AG y BNP Paribas SA. En enero, JPMorgan, Morgan Stanley y Lazard asesoraron a la farmacéutica belga Ablynx y a la francesa Sanofi en una adquisición de 4 mil millones de dólares que no contó con la participación de un solo banco de inversión europeo. En 2018, cinco de las seis principales instituciones que manejaron transacciones europeas por valor de entre 500 millones a 6 mil millones de dólares fueron de EU, según datos de Bloomberg.
Es posible que la competencia entre la banca de inversión estadounidense y la europea cambie nuevamente. En la década anterior a la crisis, las instituciones europeas incursionaban fuerte en el nuevo mundo. UBS Group AG construyó un parqué bursátil en Connecticut, y Barclays, Deutsche Bank y Credit Suisse se labraron una destacada posición en la suscripción de valores y el asesoramiento de fusiones en EU. En 2010, los principales bancos europeos cosecharon el 51 por ciento de los ingresos globales procedentes de la negociación de acciones, frente al 44 por ciento de los bancos estadounidenses.
El parqué de UBS ya no existe y Deutsche Bank es el último banco europeo en anunciar su salida de EU. En la negociación de acciones, Wall Street dominó 2018 con el 60 por ciento de los ingresos mundiales frente al 34 por ciento de los bancos de Europa, según Bloomberg. Los cinco principales bancos de inversión de Estados Unidos ganaron 75 mil millones de dólares en los primeros nueve meses de 2018, un 25 por ciento más que en el mismo periodo de 2017. En contraste, Deutsche Bank, impactado por cambios de timón y lavado de dinero, vio sus acciones caer a mínimos históricos en diciembre. BNP Paribas, el mayor banco francés, cimbró a los inversionistas en el tercer trimestre de 2018 cuando reportó una caída del 15 por ciento en los ingresos procedentes de renta fija.
Incluso antes del Brexit, Europa luchaba porque sus bancos fueran más competitivos. La apuesta de Bruselas por unificar las industrias bancarias de sus estados miembros ha fracasado. "Es una burla que los políticos europeos no materializaran una unión bancaria", dice Barrington Pitt Miller, gerente de cartera de Janus Henderson Group Plc, que tiene inversiones en entidades financieras europeas. "Si eres un banco estadounidense en los mercados de capital, en Europa tienes el camino libre para ingresar y ganar cuota de mercado".
Como si eso no fuera suficiente, JPMorgan Chase, Bank of America y sus congéneres de EU navegan con viento a favor gracias a la Reserva Federal, que le dio un empujón a los ingresos provenientes de préstamos.
En los últimos ocho trimestres, la Reserva Federal ha elevado su tasa de interés a un rango de 2 a 2.25 por ciento, lo que significa que los bancos pueden cobrar más por los préstamos. En cambio, el Banco Central Europeo, cuidando una economía regional frágil, se ha mantenido firme con una tasa a cero. "Hay un fuerte crecimiento de los préstamos provenientes de Estados Unidos", dice Jan Schildbach, jefe de investigación de banca, mercados financieros y regulación en Deutsche Bank. "En Europa solo hay un crecimiento moderado del volumen de los préstamos después de años de contracción".
A Wall Street también le va bien en Asia. Según Bloomberg, los bancos de EU ocupan los cinco primeros puestos en la suscripción de acciones asiáticas. En la industria internacional de la negociación de valores, solo un banco asiático, Nomura Bank Holdings Inc., está entre los 16 principales, con una participación de 1.7 por ciento. En las fusiones y adquisiciones, los asiáticos figuran en operaciones en su propio territorio. El Bank of China Ltd. lidera la suscripción de bonos en yuanes.
Los bancos europeos pueden verse tentados a mezclar la industria financiera con las otras fuentes de influencia económica de EU. El dólar es la moneda de reserva mundial, y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos intensificó su papel como policía financiero mundial. Banqueros y legisladores extranjeros ven con desagrado el "uso del dólar como arma" y temen que Washington esté apuntalando indirectamente a Wall Street al multar a bancos extranjeros con miles de millones de dólares.
Pero la UE comenzó a defenderse. Bruselas quedó consternada cuando Trump retiró a EU del acuerdo multilateral de 2015 para frenar el programa nuclear de Irán y comenzó a imponer unilateralmente sanciones a las empresas que hicieran negocios con el país. Como respuesta, Bruselas está tratando de idear un mecanismo para sortear al sistema financiero estadounidense y preservar vínculos con Irán.
De hecho, las acciones de Trump han envalentonado a las potencias rivales para desafiar la influencia de Washington y la divisa estadounidense. El 5 de diciembre, la UE dio a conocer una iniciativa para fortalecer el papel internacional del euro como una alternativa al dólar. China emprendió hace cinco años la iniciativa Belt and Road. Y en Rusia, el presidente Vladimir Putin ha pedido a las naciones que usen sus propias monedas en el comercio internacional.
Pero cuando se trata de Wall Street, el gran juego de la geopolítica apenas hace mella. La industria tiene un solo rector: el dinero. Y si un cambio como el Brexit crea nuevas oportunidades, podemos estar seguros de que los grandes bancos de EU buscarán una mayor tajada. Los temores teóricos de una futura recesión no impedirán que Wall Street gane dinero hoy. Y en la búsqueda de ganancias, la escala global del sector financiero estadounidense crecerá más.
Con la colaboración de Chitra Somayaji*