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No olvides meter a Madagascar en tu lista de viajes este año

Miavana es el nuevo (y único) resort de lujo en el país, donde el ecoturismo alcanza otro nivel.

PURSUITS

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Miavana es el nuevo (y único) resort de lujo en el país, donde el ecoturismo alcanza otro nivel.

Se dice que cuando el Rey Salomón quiso construir su templo, envió a sus mejores carpinteros a recorrer la Tierra en busca de la mejor madera.

Finalmente llegaron a Madagascar, donde talaron majestuosos troncos de palo de rosa para llevar a Tierra Santa. Algunos sucumbieron ante la belleza de la isla y decidieron quedarse.

Creamos o no esta narración, el llamado Octavo Continente sigue sorprendiendo al viajero. La mayoría de los visitantes llegan para ver su población de lémures, aunque Madagascar tiene alrededor de cien especies endémicas.

Otros están ansiosos por conocer sus selvas de aspecto jurásico o el paseo de los Baobabs, un conjunto de gigantescos árboles que dan la impresión de crecer en sentido inverso, con las raíces al aire.

Thierry Dalais, presidente de un consorcio de experiencias de lujo llamado Time+Tide, llegó como la mayoría: lleno de asombro por la mítica nación isleña. Invirtió en una empresa de cultivo de algas marinas, pero los cultivos fracasaron víctimas de la degradación marina.

La siguiente idea de Dalais fue aprovechar la conservación y su potencial para atraer turismo.

Así nació el primer resort cinco estrellas de la isla. Su nombre, Miavana, significa "reunirse", en el dialecto local.

Abrió en mayo pasado con 14 megavillas de estilo retro a lo largo de una franja de arena en la isla de Nosy Ankao. Se trata del proyecto hotelero más ambicioso que jamás haya visto el país.

Llegar hasta aquí desde la mayoría de las principales ciudades es en sí mismo un viaje de proporciones bíblicas, que implica trayectos con escalas, luego medio día de tránsito hasta la capital malgache de Antananarivo, al norte de

Madagascar, y un vuelo en helicóptero a través de una franja del Océano Índico .

Pero una vez que aterrizas y estás en las manos de tu mayordomo privado, que te recibe con coco recién abierto, todo lo que resta es relajarse. Los desarrolladores del complejo quieren posicionarlo como una alternativa vacacional a los oasis de islas privadas del cercano archipiélago de Seychelles, y lo logran.

Las cabañas están construidas con piedra labrada a mano y grabada de modo que evoque la corteza filamentosa de los árboles locales. En el interior hay camas protegidas con telas mosquiteras que cuelgan del techo. A través de una serie de paneles de vidrio que se pliegan pueden verse las aguas turquesa y la playa.

Los días en Miavana comienzan en un comedor al aire libre con techo de paja, donde los desayunos se preparan con la precisión de una ceremonia de té japonesa (la granola se clasifica a mano).

Sería perfectamente aceptable esconderse en el complejo todo el día, practicar kite surf en la tranquila laguna o recibir masajes en la terraza privada.

Pero hay excursiones de buceo y los helicópteros privados pueden llevar a los viajeros a un abanico de aventuras, como safaris de selva y caminatas nocturnas.

Aunque Madagascar ha lidiado con brotes de peste casi todos los años desde 1980, éstos suelen concentrarse en las principales ciudades, lejos de Miavana.

A principios de febrero, la OMS emitió un comunicado donde informaba que el contagio especialmente fuerte del año pasado ya estaba controlado.

En Miavana todo está incluido, hasta un impuesto de conservación de cien dólares que va directamente a la Fundación Time+Tide. El organismo sin fines de lucro de la compañía de Dalais tiene un enfoque del ambientalismo que también considera el impacto económico. Él dice que planea usar esos fondos para la creación de empleo y la conservación de la vida silvestre, que a menudo van de la mano.

Ya ha logrado que los estudiantes de la localidad de Andasibe participen en los esfuerzos de reforestación y que el trabajo agrícola de tala y quema se sustituya por la hostelería. Todo esto para asegurar que los últimos árboles de Salomón se conserven durante miles de años.

Las tarifas por noche comienzan en dos mil 900 dólares por persona. Reservar la estancia con un operador local registrado, como Mango African Safaris, es esencial para agilizar la complicada logística del viaje

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