Hasta que las empresas no lleguen a la Luna o a Marte, no hay un lugar para trabajar en la industria menos hospitalario que Yamal LNG, una planta de gas natural líquido o licuado, que está valuada en 27 mil millones de dólares y se encuentra en territorio ruso, a poco más de 600 kilómetros del círculo Ártico.
En el invierno, cuando no hay sol por más de dos meses, las temperaturas llegan a los -25 grados Celsius en tierra y hasta los -50 grados Celsius en la neblina de mar adentro. Es en este último lugar de muy bajas temperaturas donde hay mucho combustible fósil: 44 billones de pies cúbicos, que equivalen a cerca de 8 mil millones de barriles de petróleo. Así que Yamal LNG, firma controlada por Novatek -empresa rusa productora de gas natural-, ha reunido a algunos socios para gastar una suma sin precedentes en un nuevo tipo de vehículo que estará aquí más rápido que los autos de conducción autónoma o que los viajes casuales al espacio.
Los barcos petroleros convencionales todavía no pueden encargarse del hielo en el Mar Kara del Ártico a pesar de que se derrite lentamente por los efectos del calentamiento global. Sería muy costoso y consumiría mucho tiempo proveer de pequeños barcos rompehielos como acompañantes de los petroleros. Es por eso que un grupo internacional de diseñadores de embarcaciones, ingenieros, constructores y propietarios está creando, por lo menos, 15 barcos de 304 metros de largo, con costo de 320 millones de dólares, para que rompan el hielo por ellos mismos.
"El barco está diseñado para llevar a cabo sus tareas en condiciones climáticas extremadamente adversas", dijo Mika Hovilainen, una especialista de rompehielos en Aker Arctic Technology, compañía basada en Helsinki, Finlandia, que diseña los barcos. "Los sistemas tienen que trabajar adecuadamente en un rango muy amplio de temperaturas".
Estos barcos petroleros rompehielos son los más grandes cargadores de gas jamás construidos. Cuando están completamente llenos, pueden llevar cerca de 1 millón de barriles de combustible. Juntas, las 15 embarcaciones podrán cargar 16.5 millones de toneladas de gas natural licuado cada año, que es suficiente para suministrar la mitad de todo el consumo anual de Corea del Sur, y que también está cerca de la eventual salida de Yamal LNG. Los barcos viajarán al oeste de Europa en el invierno y al este de Asia en el verano, moviéndose a través del hielo que alcanza poco más de 2 metros de grosor.
Estas embarcaciones no rompen el hielo a su alrededor de forma común. Los cascos de los barcos están diseñados para doblar el borde de la capa de hielo hacia abajo; con esto, se rompe la sábana de hielo con la presión distribuida en su superficie. La popa del rompehielos, que es la parte final del barco para romper el hielo, mira hacia adelante. El primero de estos petroleros, que comenzó a operar en diciembre pasado, se mueve a 13.35 kilómetros por hora con la popa hacia adelante en el hielo grueso. Fue el primer barco en navegar de la ruta del mar del Norte hacia el Estrecho de Bering, estableciendo un tiempo de 6 días y medio.
El barco es parte de un juego más grande. "Éste es quizá nuestro paso más grande en el mejoramiento del Ártico", dijo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en diciembre pasado cuando abrió la planta de Yamal LNG en aquel país. Si nos situamos en la predicción del poeta Mikhail Lomonosov de que Rusia se expandirá a través de Siberia, añadió Putin, "ahora podemos decir con certeza que Rusia se extenderá por el Ártico éste y el siguiente siglo. Éste es el lugar donde están localizadas las reservas minerales más grandes. Éste es el sitio del transporte del futuro que estoy seguro será muy bueno y eficiente: la Ruta del Mar del Norte".
A lo largo de las rutas en las que los barcos viajarán, las variadas condiciones y profundidades del hielo requieren un casco que sea a la vez duradero y diseñado específicamente para barrer el hielo roto fuera del camino. Los ingenieros de Aker Arctic probaron meticulosamente sus diseños en simulaciones y luego en modelos a escala en una base de pruebas de 76 metros de largo y 8 metros de profundidad, en donde se ponían barcos en hielo artificial para ver qué partes necesitaban más o menos refuerzo. También se tuvo cuidado de no sobrearmar las embarcaciones, con el fin de que no se volvieran lentos cuando estuvieran mar adentro.
Romper el hielo como lo hacen estos barcos requiere de mucho poder. Los barcos son propulsados por tres generadores de gas natural de 15 megawatts; cada embarcación puede dar electricidad a 35 mil casas en Estados Unidos. Para evitar que estos generadores trabajen demasiado fuerte, los enormes propulsores de los barcos, producidos por la gigante de la ingeniería de origen sueco-suizo ABB, desacoplan los motores de las hélices. Esto quiere decir que las hélices pueden girar más lento o más rápido sin que el motor "aumente o disminuya su potencia", dijo Peter Terwiesch, presidente de la división de automatización industrial de ABB. Separar el motor y el trabajo de la hélice puede mejorar la eficiencia del combustible en 20 por ciento, según ABB. Además, "consigues más movilidad", señaló Terwiesch.
A pesar de que los petroleros de LNG han existido por casi medio siglo, transportando combustible desde el Medio Oriente, no había habido necesidad de modelos rompehielo hasta la década pasada, cuando los proyectos Snohvit y Sakhalin-2, de Noruega y Rusia respectivamente, fueron los pioneros de producción de combustibles en climas fríos. El puerto de Yamal que fue abierto en diciembre de 2017, llamado Sabetta, fue diseñado y construido en conjunto con los barcos que le servirán.
El cambio climático provocado por la contaminación humana es otro de los factores que hace factible este tipo de embarcaciones. La mitad rusa del Ártico se está convirtiendo más transitable que el lado de Estados Unidos y Canadá. Los barcos de Yamal LNG tienen prevista una vida útil de 40 años, por lo que todavía estarían trabajando en la década de 2040, momento en el que los científicos del cambio climático proyectan que el Ártico no tendrá hielo en el verano. "Un desarrollo más allá del Ártico y de sus recursos es inevitable", dijo Keith Haines, un profesor de meteorología de la Universidad de Reading que estudió embarcaciones en ese mar congelado. "El compromiso está ahí".