¿Por qué algo tan básico como una batería entusiasma y a la vez aterroriza a la industria eléctrica estadounidense?
En un parque industrial salpicado de matorrales a las afueras de Reno, Nevada, las excavadoras están preparando la tierra para la fábrica de baterías de Tesla Motors, que será la más grande del mundo.
El fundador de Tesla, Elon Musk, cree que el complejo, que costará cinco mil millones de dólares, es un paso clave para hacer más asequibles los autos eléctricos y para terminar de paso con la dependencia del petróleo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A primera vista, este esfuerzo por acrecentar la presencia de los vehículos eléctricos parece ser positivo para las compañías eléctricas que luchan con el estancamiento de las ventas, sea por el ahorro energético o por el lento crecimiento económico.
Sin embargo, la megafábrica de Musk pronto podría convertirse en una amenaza para el centenario modelo de negocio del sector eléctrico, pues el complejo también producirá baterías estacionarias que pueden combinarse con paneles solares en los techos para almacenar energía. De hecho, una segunda empresa liderada por Musk, SolarCity Corp., ya está empaquetando paneles solares y baterías para abastecer de luz a casas y empresas californianas como Wal-Mart.
"La amenaza mortal que revisten las cada vez más baratas energías renovables in situ" proviene de los sistemas que incluyen el almacenamiento, explicó Amory Lovins, ambientalista y cofundador del Rocky Mountain Institute, una consultora en temas de energía con sede en Colorado. "Esto es un producto no regulado que puedes comprar en Home Depot, y que deja al viejo modelo de negocio sin ningún lugar donde esconderse".
J.B. Straubel, director de tecnología de Tesla, expresó que la compañía ve a las compañías eléctricas como socios y no adversarios en su esfuerzo por desarrollar baterías de almacenamiento de energía. Musk no estuvo disponible para hacer comentarios.
Los sistemas de Tesla han aparecido justo en el momento en que las empresas del sector eléctrico comienzan a sentir una creciente presión en todo el mundo a causa de la disrupción que ha supuesto la energía renovable.
CUMBRE DE LIMA
En Alemania, el rápido aumento de las energías limpias que gozan de subsidios fiscales ha socavado los precios al mayoreo y mermado la rentabilidad de las centrales de carbón y gas natural. La mayor empresa eléctrica alemana EON SE acaba de anunciar la semana pasada que desincorporará su central eléctrica de combustibles fósiles para centrarse en las energías renovables, en parte debido a la aparición de nuevos competidores de energía limpia en su arena.
Las amenazas al modelo tradicional de generación eléctrica toman cuerpo en un momento en que la energía y el medio ambiente acaparan los reflectores mundiales en la última ronda de conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas, que comenzó el 1 de diciembre en Lima.
Los delegados, apoyados por grupos ambientales de todo el mundo, quieren concluir la cumbre con un proyecto de acuerdo para atajar el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, algo que no han podido hacer durante años.
Lovins, del Rocky Mountain Institute, ha instalado un sistema solar en su casa en Snowmass y lo utiliza para alimentar su coche eléctrico. Su factura mensual de electricidad no rebasa los 25 dólares, y hay muchos siguiendo su ejemplo.
CIEN MIL VEHÍCULOS ELÉCTRICOS
En California, donde se ha vendido el 40 por ciento de los coches eléctricos del país, cerca de la mitad de los propietarios de vehículos eléctricos tienen paneles solares o quiere instalarlos, según una encuesta de febrero hecha por el Center for Sustainable Energy, una entidad defensora de la energía verde. Más de 100 mil 'plug-ins' o autos eléctricos han sido vendidos en California, de acuerdo con datos de HybridCars.com y Baum & Associates, aunque los vehículos eléctricos representan menos del 1 por ciento de todas las ventas de automóviles en Estados Unidos.
Pocos hogares y negocios utilizan la energía solar y el almacenamiento en batería, lo que demuestra que dichos sistemas siguen siendo difíciles de vender fuera de estados como California o mercados como Hawai, donde los altos costos de la electricidad hacen competitiva la alternativa solar.
Aun así, el Edison Electric Institute (EEI), un grupo que agremia a las empresas eléctricas de Estados Unidos propiedad de inversionistas, anunció recientemente que sus miembros ayudarán a fomentar el uso de vehículos eléctricos gastando 50 millones de dólares anuales para comprar camiones que den servicio a estos autos e invertir en tecnología para recargarlos.
"Avanzar en los vehículos eléctricos de enchufe y en las tecnologías relacionadas es una prioridad de la industria", dijo el presidente de EEI Thomas Kuhn.
ESTACIONES DE CARGA
Los analistas creen que la industria ha tardado en reaccionar. Tesla, SolarCity y las empresas de energía verde ya se están ocupando agresivamente ese nicho desocupado. "Algunas de las empresas más ágiles que piensan y se mueven con más rapidez están ganándole a las compañías eléctricas", dijo Ben Kallo, analista de Robert W. Baird & Co.
Tesla ha instalado 135 estaciones de carga rápida alimentadas con energía solar a lo largo de Norteamérica, donde los conductores de su Model S pueden repostar de forma gratuita. NRG Energy Inc., por otra parte, está construyendo una red de estaciones públicas de recarga en las principales ciudades, que los conductores pueden usar pagando por carga o por una tarifa plana mensual de unos 15 dólares.
En un informe de julio, Morgan Stanley aseguró que el producto de Tesla para almacenar energía pensado para residencias y empresas podría ser "disruptivo" en Estados Unidos y en Europa, por cuanto los clientes buscan evitar las facturas eléctricas "saliéndose de la red".
"Creemos que no se reconoce con justeza la magnitud de la reducción de costos en el almacenamiento de energía que Tesla ha alcanzado ya, ni la magnitud de la mayor reducción de costos que Tesla podría ser capaz de lograr una vez que haya construido su megafábrica", escribieron los analistas de Morgan Stanley.
Tesla se ve asumiendo una gran misión: no sólo busca reducir las emisiones de automóviles y camionetas, también quiere tener un impacto en la sociedad. "Si sólo lo hacemos por el lado del transporte, ignoramos el lado de la generación de electricidad, y probablemente estamos ignorando la mitad de nuestra responsabilidad", dijo Mateo Jaramillo, director de Powertrain Business Development en Tesla Motors, en el reciente evento Platts California California Power and Gas celebrada en San Francisco.
Tesla y Oncor Electric Delivery, propietaria de la mayor red de líneas eléctricas en Texas, han discutido una inversión de dos mil millones de dólares en baterías estacionarias para resolver el problema de las fluctuaciones en la producción de energía eólica y solar. Tesla y SolarCity son entidades separadas y sólo comparten directivos en el consejo administrativo.
HOGAR INTELIGENTE
En Davis, California, podemos echar un vistazo al futuro: allí Honda Motor ha desarrollado una "casa inteligente" que produce más energía de la que consume mientras carga un auto eléctrico. La casa fue diseñada en colaboración con SolarCity, PG&E Corp. y la Universidad de California en Davis para mostrar las tecnologías renovables y de eficiencia energética. Servirá como hogar de un miembro de la comunidad universitaria y como laboratorio para el estudio de nuevos negocios y tecnologías.
El rival de SolarCity, SunPower Corp., está ofreciendo sus sistemas solares y de almacenamiento a los compradores de autos eléctricos marca Audi AG y también paneles a los clientes de modelos eléctricos de Ford Motor. Además, SunPower ha conseguido asociarse con la constructora KB Home para comenzar a instalar sistemas de energía solar y almacenamiento en California.
El momento en que los residentes puedan cargar sus coches eléctricos con el exceso de energía solar almacenada en sus baterías caseras "no está a décadas de distancia, podrá hacerse en unos años", anticipó el CEO de SunPower Tom Werner.