Cuenta que convivió con algunos de los competidores de la más inhumana de las rutas. Sostiene que sin aquellas sesiones la novela no tendría vida, frescura, pues. Dice que se metió en este lío del Tour de Francia por placer; por hacer algo distinto.
Jorge Zepeda Patterson recuerda algunas novelas sobre deportes; tiene el buen gusto de no citarse. Advierte -eso sí- que la vida de escritor le va gustando. Se ha hecho, quizá sin quererlo, la pinta del escritor; para ser ciclista hay que parecerlo. Traje negro, camisa azul, elegante morral y el cabello no corto, no largo. Tampoco tan engominado. Un escritor, pues.
Ahora el ciclismo...
Muerte contrarreloj es mi novela más reciente. Una novela criminal, con una trama de suspenso ambientada en el Tour de Francia, la vuelta ciclista más importante del mundo. Tenía ganas de hacer una historia de suspenso que ya no fuera como mis tres primeros libros, que fueron thrillers políticos. Quería descansar un poco de temas como el poder, la corrupción y la clase política para dedicarme a algo que me apasiona: el ciclismo profesional y toda la épica que emana de este deporte.
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Y entonces es donde me pregunto: ‘¿si los ciclistas están dispuestos a morir, por qué no estarían también dispuestos a matar?’
Mi novela está en el tono de las historias de Agatha Christie, con ambientes cerrados, por paradójico que parezca. La trama consiste en un criminal suelto entre un grupo de protagonistas, que saben que uno de ellos es un criminal y deben descubrir su identidad antes de que se atesten otros golpes. Tomo el Tour de Francia como si fuese el Expreso de Oriente. La policía determina que los incidentes sólo los pudo haber provocado alguien de su círculo inmediato. El lector se verá envuelto en un clima de desconfianza, en el que los ciclistas -de todas las nacionalidades- se miran entre sí con un dejo de sospecha.
El deporte brinda la posibilidad de dos personajes: quienes están destinados a ser una estrella —como Lionel Messi— y quienes deben trabajar incansablemente para conseguirlo...
La vida también es así. Hay personas que cuentan con todos los recursos para triunfar y otros que son producto, esencialmente, del esfuerzo. En la vida hay dosis de inspiración y dosis de transpiración. Cada quien encuentra su equilibrio en algún lugar y en algún momento. Muerte contrarreloj es una novela sobre la amistad de un par de amigos que se conocen en un campamento durante su adolescencia, ambos con vocación de ciclistas. Uno creció entre rosas y algodones, en el seno de una familia próspera que le dio todos los elementos para que se convirtiera en un deportista exitoso.
El otro, sin embargo, creció sin amor, entre adversidades y obstáculos de todo tipo, lo cual provoca que utilice al ciclismo sólo para no despeñarse en la vida privada. Se hacen hermanos y se convierten en la mancuerna más exitosa del ciclismo contemporáneo. Uno de ellos gana varios Tours de Francia y, en gran parte, gracias a su amigo. La relación entre estos dos hombres entra en crisis poco a poco y la amistad se pone en vilo. Las amistades siempre están llenas de incidencias.
Si hay algo mortal en el deporte es el Tour de Francia. La muerte se esconde en el pelotón, donde los ciclistas asisten a una muerte voluntaria en cada etapa: se van muriendo poco a poco...
El ciclismo de ruta es una competencia feroz. El Tour de Francia dura 21 días. Cada día, cada etapa, es prácticamente una maratón de 250 o 300 kilómetros a velocidades vertiginosas. Hay momentos en los que el ciclista, literalmente, se quiere morir: ya no quiere dar un pedalazo más y todavía le quedan 15 kilómetros de vida.
Jorge Zepeda Patterson
Periodista y escritor
(Mazatlán, 1952) es analista político, economista y sociólogo; escribe en El País y es autor de las novelas Los corruptores, (2013), Milena o el fémur más bello del mundo (2014) y Los usurpadores, entre otros títulos.
El ciclismo de ruta es una disciplina de autoflagelación continua y permanente. No es casual que la madurez de un ciclista —a diferencia del futbol o del tenis— se alcance a los 28 o 29 años, porque su cuerpo debe transformarse y deformarse hasta convertirse en el instrumento idóneo y distorsionado para estar entre los primeros 10 del ranking mundial. El ciclismo está lleno de épica y sacrificio: es un deporte poblado de héroes. La muerte diaria es una realidad. Es una profesión de muy alto riesgo. Los descensos de las cumbres son sumamente peligrosos. Las velocidades llegan a los 80 o 90 kilómetros por hora.
Y los ciclistas bajan prácticamente sin protección, en caminos precarios, rurales, de bajo mantenimiento, donde la grilla te separa de un barranco de 500 metros. Bajar a esas velocidades y con esos peligros sólo para ganar tres o cuatro segundos, demuestra que lo ciclistas son seres dispuestos a morir para ganar. Y entonces es donde me pregunto: "¿si están dispuestos a morir, por qué no estarían también dispuestos a matar?".
¿Es posible hacer una novela deportiva? Hay quien dice que el mito griego está tan implícito en el deporte que ya es imposible escribir una trama novelada...
Claro que se puede. La novela se publica en castellano y los derechos ya están vendidos a otros 10 idiomas. La televisión francesa la ha comprado para hacer una serie. La historia funciona. Y cómo no va a hacerlo si encima de una intriga novelesca negra hay toda una atmósfera lúdica que sólo el deporte puede regalarnos: heroísmo, sacrificio, muerte...