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Madurez a la Paulo Dybala

La muerte de su padre fortaleció el ímpetu del astro argentino.

Adolfo Dybala soñaba con que uno de sus tres hijos fuera futbolista profesional. Gustavo –el mayor– no tuvo el nivel; Mariano –el mediano– fue mediocampista creativo en las divisiones inferiores de Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero nunca pudo dar el salto al primer equipo. Pero Paulo –el menor– tenía el talento suficiente para lograrlo.

Adolfo y el ahora atacante de la Juventus viajaban diariamente en transporte público –desde que el niño tenía 10 años– durante 50 minutos desde su hogar en Laguna Larga, localidad ubicada al noroeste de la capital argentina, Buenos Aires, hasta Córdoba, donde el menor de los Dybala jugaba en las divisiones inferiores de Instituto. Francisco Buteler –entonces entrenador de las divisiones juveniles del club– recuerda que la familia era muy unida y que asistía a todos los partidos del pequeño. Pero cuando Paulo cumplió 15 años eso se terminó. Su padre se enfermó de cáncer de páncreas y pocos meses después murió.

"Fue un golpe durísimo. Se encerraba en el baño de Instituto para llorar", platica Marcos Villalobos, autor de la biografía La Joya. Así surgió Paulo Dybala. "Pero salió de la depresión y cumplió el sueño de su padre. El fallecimiento le sirvió para hacerse fuerte mentalmente y paulatinamente llegó a la quinta división –la reserva del primer equipo– y ahí demostró su mejor nivel".

Buteler recuerda que Paulo siempre tuvo buen disparo de pierna izquierda, era hábil para quitarse a los rivales y su mejor cualidad era dar el pase para gol a sus compañeros. En aquel entonces jugaba como mediocampista creativo, pero el técnico sentía que podía dar un mejor rendimiento si lo colocaba como segundo delantero. Ahí lo ubicó en un partido en 2010, en un torneo de divisiones juveniles que se desarrolló en Chile. Marcó un gol, pero se molestó porque jugó fuera de su posición natural.

"El coordinador del equipo le dijo que tenía que jugar en ese puesto porque tenía cualidades para hacerlo y porque era una instrucción mía, que era el técnico. Cuando entendió que podía serle útil al equipo en ese puesto se le quitó el enojo y prácticamente anotó en todos los partidos", menciona Buteler.

Paulo cumplió el sueño de su padre en la temporada 2011-12, cuando debutó con el Instituto de Córdoba. Sólo defendió esa camiseta durante un año. Un curso más tarde fue transferido al Palermo italiano, en el que anotó 59 goles en tres campañas. En la 2015-16 firmó con la Juventus, con la que vive su tercera campaña.

Pero Dybala ha sufrido en la Champions League. Con la Vecchia Signora registra cinco goles en tres campañas y en el presente curso aún no anota ni da asistencias, pese a que disputó los seis encuentros de la fase de grupos. Ese rendimiento contrasta con el que tiene en la Serie A y la Copa de Italia, en los que registra 15 tantos y cinco pases para gol entre los dos torneos.

Villalobos dice que las lesiones –como la muscular que sufre actualmente en el muslo derecho y que podría marginarlo del partido de ida de octavos de final ante el Tottenham– le han impedido mostrar su mejor desempeño en la Liga de Campeones. Mientras que Buteler opina que es una baja de nivel contagiada por la campaña irregular de la mayoría de los jugadores que integran el cuadro italiano.

"Será otra prueba para su madurez, la cual ya se puso a prueba en su primera temporada con la Juventus en 2015. En aquel entonces sólo disparaba con la pierna izquierda, porque era con la única que se sentía cómodo. Tuvo la autocrítica para pedir ayuda. Habló con los entrenadores del club y le pusieron un entrenamiento específico en el que controlaba, pasaba y disparaba con la derecha. Mientras que en su casa hizo adaptaciones para continuar con esos ejercicios. Le funcionó. Actualmente es igual de efectivo con ambas piernas", dice Villalobos.

Su ex entrenador cree que aún no alcanza el máximo nivel. Sostiene que eso dependerá si retoma su mejor juego en la cancha y que no se le suba la fama a la cabeza.

"Cuando estábamos en Instituto me le acerqué y le dije: 'Paulo ponte plantillas de plomo para que siempre tengas los pies pegados en la tierra'. Recientemente me dijo que es un consejo que no olvida. Eso habla que siempre está dispuesto a escuchar. No sólo en el terreno de juego, sino fuera de éste", asegura Buteler

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