Las petroleras que ganaron derechos de perforación en el marco de la reforma energética de México han avanzado poco en el desarrollo de los proyectos por el complejo régimen regulatorio, señalaron fuentes y datos oficiales.
México ha adjudicado 107 contratos desde 2013, pero el nuevo marco regulatorio, en gran parte adaptado de normas existentes, mantiene la mayor parte del petróleo bajo tierra.
Lograr las aprobaciones es un "proceso engorroso y arduo que resulta en un significativo punto de estrangulamiento para los pozos de perforación", dijo Craig Steinke, director ejecutivo de Renaissance Oil, que tiene cinco proyectos en México, tres, estancados por permisos. Agregó que en Alberta, Canadá, se necesitan tres días para obtener los permisos de perforación para un pozo, y en México, más de un año.
Durante la vigencia de un contrato, las firmas deben presentar más de 250 documentos por separado a cerca de una decena de agencias gubernamentales que supervisan desarrollos costa afuera y en tierra.
La apertura al sector privado marcó el inicio de un nuevo regulador, la Agencia de Seguridad Energía Ambiente (ASEA), que debe autorizar unos 100 trámites para cada proyecto, de acuerdo con Marco Cota, exjefe de exploración y producción de la Secretaría de Energía (Sener). Muchas de las regulaciones de seguridad industrial de la ASEA fueron heredadas de la secretaría del Medio Ambiente lo que duplica el papeleo requerido, explicó.
Carlos de Regules, director de ASEA reconoció en entrevista que la toma de decisiones de la dependencia ha sido muy lenta y dijo que se trabaja para reducir la revisión de permisos a 120 días para septiembre, de los hasta 17 meses actuales.
Para Layla Vargas, exfuncionaria de la Sener, los retrasos provienen en gran parte de que la ASEA está adaptando e interpretando leyes para protección ambiental, no específicas para la industria energética.
Con información de Reuters