El presidente de Brasil, Michel Temer, recurre a una fuente poco ortodoxa para que le ayude a resolver la crisis fiscal de su país: los contribuyentes morosos.
Temer, de 75 años, quien asumiera la presidencia después del juicio político a Dilma Rousseff el 31 de agosto, quiere convertir una parte de los impuestos no recaudados en valores y ofrecerlos a los inversores, una idea que sólo unos pocos gobiernos han intentado alguna vez. Si el plan funciona, podría reunir rápidamente hasta 70 mil millones de reales (22 mil millones de dólares) para su gobierno falto de dinero en efectivo y crear así un nuevo mercado en Brasil. Además, si se hace bien, la idea podría prender en otras partes del mundo.
"La idea consiste simplemente en anticipar los ingresos que de todos modos se recaudarían", dijo el senador brasileño Paulo Bauer, que está patrocinando un proyecto de ley en el Parlamento que allanaría el camino para estas titulizaciones. "Es un proyecto muy bueno porque los deudores seguirán debiéndole a los estados o al gobierno federal. Los deudores no tendrán que pagarles a los bancos sino a la Tesorería. Luego ésta les pagará a los bancos".
A pesar de algunas advertencias a compradores de parte de los inversores, el plan de Brasil cuenta con el respaldo de la nueva administración de Temer. Dado el vacío que tiene la nación, nadie los puede culpar. Las estimaciones sobre el tamaño de la deuda tributaria pendiente de Brasil varían enormemente. "Para el Gobierno tiene todo el sentido, pero desde el punto de vista de los inversores y propio, me interesarían esos bonos, pero tendría mucho cuidado", dijo Simon Nocera, director de inversiones de Lumen Advisors LLC, que asesora sobre activos por mil 600 millones de dólares.
ESFUERZOS SIMILARES
Desde el Mediterráneo hasta el Sudeste Asiático, la recaudación de impuestos plantea un reto constante, y hace que valga la pena observar el experimento de Brasil. Italia necesita una urgente solución para su baja recaudación de impuestos.
En México, las autoridades consiguieron que se les otorgaran recientemente nuevas facultades de auditoría y como consecuencia de ello cayó el uso de las tarjetas de crédito porque los ciudadanos se volcaron al efectivo para evitar que los rastreen. Los morosos en Grecia deben miles de millones de euros al Gobierno escaso de efectivo.
"Es algo que podría replicarse en otros lugares", dijo Ricardo Leoni de JPMorgan Chase & Co.