El nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador heredó de la administración de Enrique Peña Nieto una posición fiscal sólida y con un crecimiento económico constante; sin embargo, este espacio fiscal es limitado y se prevé que acabará en 2019, de acuerdo con la agencia de calificación crediticia Moody's.
Jaime Reusche, analista soberano de Moody's, explicó que en los últimos años los niveles de déficit fiscal y deuda han mejorado, lo que deja a la nueva administración un punto de partida sólido en temas fiscales y proporciona un amortiguador a corto plazo para el país, lo que limita las posibles consecuencias negativas del sentimiento adverso del mercado y las condiciones financieras en el perfil crediticio de México.
Sin embargo, para 2019 se espera que persista el sentimiento adverso del mercado financiero, derivado de una baja credibilidad política y escepticismo por parte de los inversionistas sobre la capacidad de las autoridades para cumplir las promesas de responsabilidad fiscal.
"Más allá de 2019, es difícil ver con claridad lo que está por venir, la evolución del perfil de crédito soberano de México dependerá de la capacidad de las autoridades para preservar la rectitud fiscal, promover el crecimiento sostenido y aumentar la credibilidad de la política", indicó.
Advirtió además que si el sentimiento negativo del mercado persiste, la confianza de las empresas, el crecimiento a mediano plazo y las perspectivas de inversión se verán afectadas negativamente, lo que podría socavar la fortaleza fiscal y la capacidad crediticia soberana .
"El daño ya está hecho al cancelar el NAIM "
Reusche destacó que tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) las reacciones de los mercados financieros se han hecho presentes, por lo que existe el riesgo de que haya un "contagio" de este sentimiento negativo sobre perspectivas de inversión y por consiguiente en el crecimiento económico del país.
"El daño ya está hecho. Será muy difícil recuperar la confianza de los inversionistas", señaló.
Agregó que la presión sostenida sobre el tipo de cambio y las tasas de interés internas complicarán la gestión económica y fiscal en 2019.