Samuel Pimentel, que trabaja en una empresa de selección de ejecutivos, no encuentra los candidatos que necesita.
Tras una frustrante búsqueda de consultores especializados para un cliente, se dio por vencido y ha decidido buscar en otra parte.
"Estuvimos buscando dos meses", dijo Pimentel, socio de Ackermann Beaumont Group para España y Latinoamérica, en una entrevista por teléfono. "Conseguimos encontrar uno en España. Los otros los buscamos en Argentina".
La experiencia de Pimentel refleja una característica anómala del mercado laboral en España, que está frenando los esfuerzos del país por reparar los daños de la crisis económica. Pese a una tasa de desempleo de casi cinco millones de personas, el futuro presidente se enfrenta a una falta de personal cualificado y los empleadores no encuentran los trabajadores que necesitan.
"Es una paradoja", dijo Valentín Bote, director de investigación en España de Randstad, una agencia de contratación. "La tasa de desempleo es muy alta. No obstante, estamos viendo cierta tensión en el mercado laboral porque los desempleados no tienen las capacidades que los empleadores necesitan".
Desde programadores informáticos a expertos en modelos matemáticos, enfermeras geriátricas o asistentes sociales, las diferencias en las calificaciones (laborales) significan que las empresas no pueden llenar sus vacantes, pese a que la tasa de desempleo –de 20.4 por ciento- es la segunda más alta de Europa.
Randstad estima que las empresas españolas podrían tener dificultades para cubrir casi dos millones de puestos para 2020.
FRENO AL CRECIMIENTO
El presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha prometido crear medio millón de empleos al año. Rajoy se perfila como favorito para liderar el próximo gobierno tras haber ganado algunos escaños más en las elecciones del domingo.
No obstante, su campaña electoral se centró en crear puestos para las masas en lugar de producir trabajadores calificados que puedan impulsar la economía. Los detractores de Rajoy dicen que la política de reducción de sueldos y de recortes de garantías laborales ha creado principalmente puestos mal pagados y de baja calidad.
El fracaso en la formación de trabajadores con las capacidades que necesitan las empresas de hoy está frenando la economía española.
La falta de habilidades es un lastre para la productividad, retrasa la inversión y pone bajo presión al sistema de pensiones que depende de trabajadores nuevos con buenos salarios para que paguen los costos de la población más vieja, dijo Sandalio Gómez, profesor emérito de la escuela de administración de empresas IESE en Madrid.
"La mano de obra no tiene las aptitudes que necesita el mercado", dijo. "Es un problema grave".
Rajoy está contactando con otros partidos antes de las negociaciones para formar una alianza gobernante y ha planteado una iniciativa multipartidista para hacer frente a los fallos del sistema educativo.
Desde 1978 ha habido siete leyes educativas distintas en España, pero los enfrentamientos sobre el uso de lenguas regionales como el catalán o el lugar que ocupa la enseñanza religiosa, con frecuencia han impedido el debate sobre problemas más fundamentales que se traducen en una tasa de abandono escolar que duplica la media europea.
"La educación y el trabajo existen en dos mundos alternativos que no están realmente conectados", dijo Gómez. "Mientras que en otros países la educación universitaria está planeada para que uno consiga trabajo, no es así en España".
Durante su primer mandato, Rajoy contrato agencias privadas para trabajar junto con los sindicatos para el entrenamiento y reclutamiento de trabajadores y los fondos para los programas de empleo para el sector público, estaban sujetas a resultados.
Sin embargo, la nueva administración enfrenta un problema de décadas.
Incluso cuando se cubren las plazas de puestos superiores, las empresas españolas tienen que conformarse con candidatos con menores habilidades que sus contrapartes de otros países europeos, en prejuicio de la rentabilidad y la capacidad de recuperación de las empresas, de acuerdo al reporte anual del Banco de España de 2015.
Los ejecutivos españoles tienen menores habilidades que sus competidores en Alemania, Francia e Italia, de acuerdo a un estudio de 11 países europeos. Solo Grecia calificó como el peor.
"La sociedad española necesita urgentemente profesionistas digitales, pero no hay suficientes lugares donde se puedan aprender estas habilidades", dijo Pimentel. "España es un país que, en serio, no está invirtiendo en tecnología".