CIUDAD DE MÉXICO.- En los últimos 20 años la dependencia alimentaria de México ha registrado un crecimiento sostenido, pasando de 10 por ciento en 1994 a 43 por ciento en 2013, a pesar de que el país ha destacado como exportador de cerveza, tomate fresco, aguacate, berries, chiles y tequila.
En el periodo mencionado la producción de granos y oleaginosas creció 23.2 por ciento, pasando de 29.2 millones de toneladas en 1994 a 36 millones en 2013; no obstante, el porcentaje de importaciones en relación al consumo nacional pasó de 17 a 33 por ciento en maíz, de 34 a 65 en trigo, de 60 a 85 en arroz y se importa el 95 por ciento de soya y el 55 de algodón, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados.
En el sector pecuario, que es el subsector con mayor participación en el PIB aportando 26 mil millones de dólares, la producción creció 61.2 por ciento, sin embargo, también se incrementó la dependencia alimentaria en el caso de productos porcinos, se pasó del 3.1 a casi 40 por ciento, en las aves de 3.1 a 13.2, y en el caso del bovino se incrementó de 1.1 a 19 por ciento.
En lo que se refiere a la industrial, que comprende la producción de azúcar, café y agave, se incrementó en 49.8 por ciento, en tanto que el hortofrutícola registró un crecimiento de 57.1 por ciento.
BALANZA DEFICITARIA
Pese a ello, de acuerdo con cifras oficiales del INEGI, mientras que en 1994 se importaron alimentos por un total de mil 800 millones de dólares, en 2013 esa misma factura fue por 21 mil 407 millones, es decir la balanza comercial agroalimentaria de México fue deficitaria por más de 3 mil 374 millones de dólares.
Un análisis de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, indica que desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), el sector primario de México observa un estancamiento, menor al de la economía total, pero por un periodo de tiempo más largo, donde si bien la ganadería presenta un mayor dinamismo, su tasa de crecimiento promedio anual pasó de 4.6 por ciento entre 1994 y 2000, de 2007 a 2013 el crecimiento fue apenas de 3 por ciento.
En contraste la agricultura ha sido el comportamiento menos dinámico pasando de 2.82 por ciento a 0.78 por ciento al cierre de 2013.
Entre las principales causas del crecimiento de la dependencia alimentaria se encuentran la del desmantelamiento de la infraestructura estatal o paraestatal que atendía al campo, entre ellas Banrural, Fertimex, Conasupo, Conafrut, y la Productora Nacional de Semillas, mismas que en su momento impulsaron la producción en el campo.
No obstante, con la apertura de la economía se recortó fuertemente el gasto público que generó un vacío pasando de un esquema a otro sin sustituir a tiempo las figuras que estaban desapareciendo con las nuevas políticas, el financiamiento es un caso típico. Se trata de empresas que llegaron a ser paternalistas y proteccionistas y con un costo fiscal muy alto, ineficiencia muy grande y una corrupción y poca trasparencia, lo que se subsanaba con las autoevaluaciones que ellas mismas se hacían.
RESULTADOS NEGATIVOS
Con todo ello, a 20 años del TLCAN los resultados en el sector agropecuario son negativos, pues las expectativas que se tenían han quedado incumplidas ya que nunca se han logrado aprovechar las ventajas comparativas con las que se lograría un campo en bonanzas.
Los problemas estructurales ancestrales del agro mexicano como el minifundio, atraso tecnológico, falta de infraestructura y dependencia alimentaria entre otras, continúan, y en muchos casos se han agudizado, consideran investigadores.
Así se han quedado muy cortos los resultados que en aquel entonces prometió el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en el sentido de que se terminarían la pobreza, la migración, el desempleo y comenzaría una nueva etapa de producción de alimentos en el país.
La realidad es que la dependencia alimentaria crece a paso veloz, se incrementa el número de mexicanos sin acceso pleno a los alimentos. Y no se trata de algo surgido de la noche a la mañana, sino de un problema que a lo largo de los años se ha hecho más grande, en especial a partir del TLCAN, consideraron expertos.
Recientemente la FAO publicó el Índice Global de Seguridad Alimentaria, situando a México en el número 30 de un total de 105 países en donde la seguridad se evaluó con base al término de accesibilidad, disponibilidad y la utilización. En la evaluación México registró el menor puntaje en la infraestructura agrícola.
Esto explica el porqué México únicamente alcanza a promediar 3.3 toneladas de maíz por hectárea, mientras el promedio mundial es de 5.5 toneladas; por su parte en trigo mientras México alcanza 5.5 toneladas por hectárea, países como Alemania, Inglaterra y Francia superan los 7.5 toneladas; mientras que en sorgo México se encuentra entre los países con mayor rendimiento alcanzando 3.9 toneladas por debajo de China Argentina y Estados Unidos.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, propone que para lograr un sector agroalimentario más competente se deben buscar política públicas multianuales y trabajar en el ordenamiento de los mercados.
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