El próximo Presidente de México deberá continuar buscando la estabilidad macroeconómica mientras avanza con la agenda de cambios estructurales para elevar el crecimiento y la productividad, dando prioridad a reformas en beneficio del Estado de derecho y la disminución de la informalidad y corrupción, recomendó Costas Christou, jefe de Misión para México del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Las autoridades deberían continuar aplicando políticas macroeconómicas prudentes y mantener sólidos marcos de política para ayudar a la estabilidad macroeconómica, mientras se avanza con la agenda de reformas estructurales para elevar el crecimiento de la productividad", dijo en entrevista con El Financiero.
Consideró que en términos de reformas estructurales se debe dar prioridad a las que están dirigidas a la corrupción, el Estado de derecho y la informalidad, que se perciben ampliamente como obstáculos importantes para la inversión y el crecimiento.
En el marco de la presentación del informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales, el funcionario señaló que en los últimos años las autoridades mexicanas han implementado una ambiciosa agenda de reformas estructurales, que comprendió importantes esfuerzos para fortalecer las instituciones de México, incluso mediante la creación del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción.
El próximo presidente de México arrancará su administración en una coyuntura económica local y externa más favorable.
De acuerdo con los pronósticos del FMI, la economía registrará en 2019 un mejor desempeño, acompañada de un menor incremento en los precios, menos desempleo y estabilidad en las finanzas públicas.
En esta actualización de proyecciones, el FMI estima un repunte del PIB de México de 2.3 y 3.0 por ciento en 2018 y 2019, respectivamente, dejándolo sin cambio respecto al estimado de enero pasado cuando fueron revisadas al alza desde 1.9 y 2.3 por ciento, respectivamente.
El PIB avanzará tres por ciento el próximo año, por arriba del 2.3 previsto para 2018 y sería su mayor cifra desde 2015.
Las previsiones de crecimiento para México son el reflejo de "la resistencia sostenida de la demanda interna, revisiones de crecimiento al alza para Estados Unidos y revisiones al alza de posibles proyecciones de crecimiento para México, siguiendo los cambios en la metodología de cuentas nacionales del país", señala el organismo.
Además, estima que al cierre del siguiente año la inflación se ubicará en tres por ciento, mientras que la tasa de desempleo será de 3.4 por ciento. Su escenario contempla que la deuda neta se estabilizará en 45 por ciento del PIB y que el balance primario seguirá presentando un superávit.
Los pronósticos apuntan a un crecimiento promedio de 2.7 por ciento del PIB entre 2019 y 2023, por arriba del 2.5 por ciento de los primeros cinco años del actual gobierno.
Incertidumbre política
Christou reconoció que la incertidumbre sobre el panorama político y el curso de la formulación de políticas después de las elecciones generales de julio de 2018 en México son el principal riesgo interno y podría afectar negativamente el clima de inversión.
En cuanto al futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), también dijo que sería prematuro especular sobre el resultado. "Cualquier cambio significativo que imponga barreras al comercio afectaría las exportaciones e inversiones mexicanas en sectores relacionados con la exportación, con posibles efectos de contagio a otros sectores, dada la fuerte integración de la economía mexicana con Estados Unidos", dijo.
Ímpetu global
En sus pronósticos el FMI destacó que la economía mundial continúa experimentando un ímpetu generalizado y prevé una expansión de 3.9 por ciento para 2018 y 2019, sustentada en la solidez ininterrumpida del desempeño de la Zona Euro, Japón, China y Estados Unidos, que crecieron más de lo esperado el año pasado.
Con información de Eduardo Jardón