CIUDAD DE MÉXICO.- Por su potencial de 9 mil megawatts hoy desaprovechados, la seguridad jurídica que da una ley específica y un seguro que cubre las exploraciones fallidas, la geotermia se posiciona como una de las tecnologías más atractivas para cubrir la demanda eléctrica de México, que crecerá 4 por ciento en promedio cada año del 2015 al 2029, coincidieron gobierno y empresarios.
Este 24 de julio se vence el plazo para que la Secretaría de Energía (Sener) defina los campos con los que se quedará la Comisión Federal de Electricidad (CFE), momento a partir del cual comenzará una nueva etapa para empresas que esperan invertir en esta tecnología.
Grupo Enal, empresa especializada en generar electricidad mediante geotermia en América Latina, prevé que del total de los recursos que solicitó la empresa productiva del Estado, cerca de 4 mil MW, la mitad sean liberados para privados, dijo su director general, Gerado Hiriart.
"Yo lo que estimo es un potencial de 4 mil MW, a la CFE le van a dar unos 2 mil MW y el resto, 2 mil–2 mil 500 (MW), quedan abiertos para privados", previó el directivo.
"Una posibilidad estará dentro de los mismos campos que se le asignen a la CFE. Nosotros estaríamos buscando ayudar a CFE a desarrollar esos procesos", agregó.
En otra entrevista, el subsecretario de Planeación y Transición Energética de la Sener, Leonardo Beltrán Rodríguez, detalló el marco y lo que se busca lograr.
"Con este seguro que permite que no se pierda todo lo gastado por un privado en exploraciones, lo que buscamos es que México se convierta en el líder de esta industria", declaró.
México es el cuarto país con más recursos geotérmicos en el mundo, con un potencial estimado de 10 mil megawatts (MW).
En territorio nacional hoy hay sólo una capacidad instalada de 800 megawatts, es decir menos de 10 por ciento.
Cabe señalar que el costo nivelado de generación de la geotermia es competitivo no sólo con el de otros recursos renovables, sino con el propio gas natural, destacó Beltrán Rodríguez.
El gasto inicial se compone de las inversiones en exploración, de 4.5 a 6 millones de dólares, y la puesta en marcha de la planta, 80 millones de dólares. Ambos se amortizan con el tiempo, pues son proyectos con más de 100 años de duración.