La escasez agobiante de dinero en Zimbabue ha causado un agujero negro en el sistema financiero que está aplastando el resto de la economía.
"Depositamos el dinero y se vuelve teórico, efímero", dijo en una entrevista Mohamed Salam, propietario de varios comercios pequeños de venta de productos para la construcción en Harare, la capital.
"Mi estado de cuenta bancario dice que está ahí (el dinero), pero no está. Puedo hacer pagos electrónicos a proveedores locales, pero no puedo pagar a proveedores extranjeros".
La falta de liquidez ha impedido que las empresas paguen en efectivo a sus empleados y a sus proveedores extranjeros, dejando sin trabajo a muchos, quienes se han sumado a las más de tres millones de personas que se han convertido en exiliados económicos. La economía probablemente se contrajo 0.3 por ciento el año pasado y está por contraerse 2.5 por ciento este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Zimbabue abandonó su moneda (el dólar de Zimbabue) hace ocho años y adoptó principalmente el dólar estadounidense, inicialmente poniendo freno a la hiperinflación.
Ahora, con una economía floreciente y un dólar fuerte que alienta las importaciones y restringe las exportaciones, los billetes prácticamente han desaparecido, haciendo que el Banco Central ordene a las entidades privadas de préstamo que limiten los retiros de efectivo a 150 dólares por semana.
Si bien el Banco de la Reserva de Zimbabue calcula que circulan unos cuatro mil millones de dólares en la economía, Busisa Moyo, presidente de la Confederación de Industrias de Zimbabwe, dice que el circulante podría ser de apenas 100 millones.
"La economía está en lo que podría convertirse en una espiral de muerte", dijo Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, quien ha estudiado la llegada de la hiperinflación a Zimbabue.
En su mensaje de correo electrónico en respuesta a preguntas, culpó al gobierno del presidente Robert Mugabe, de 92 años, por ser "tan incompetente, corrupto e inclinado a adoptar malas políticas económicas".
La escasez de divisas obligó a la cervecera Delta, en la cual Anheuser-Busch InBev tiene una participación de casi 23 por ciento, y la empresa de telecomunicaciones Econet Wireless Zimbabwe, las dos mayores empresas del país, a suspender dividendos e interrumpir los pagos a proveedores extranjeros el año pasado.
Ambas empresas dijeron que no prevén trastornos operacionales. Los accionistas de Econet aceptaron un plan de la compañía de recaudar 130 millones dólares en moneda extranjera.
En un intento por aliviar la escasez de efectivo y evitar su acaparamiento, el gobierno comenzó a distribuir pagarés en noviembre, de los cuales ya se han emitido el equivalente a unos 88 millones de dólares, de un total planeado de 200 millones, y que están respaldados por el Banco Africano de Importación y Exportación.
Si bien los bancos y la mayoría de los grandes mayoristas aceptan la moneda sustituta, muchos de los pequeños negocios, comerciantes informales y taxistas no los aceptan, o los cobran a 70 por ciento de su valor nominal en dólares.
Hanke, también director de Troubled Currencies Project, el proyecto de estudio de monedas en problemas del Instituto Cato en Washington, dijo que la decisión de emitir los pagarés fue un desastre.
"Zimbabue ya no es un sistema dolarizado puro, sino un sistema mixto, que terminará fracasando", dijo.
"Más pagarés solamente espolearán la demanda de acaparamiento de lo que se considera la moneda superior y repositorio de valor en Zimbabue, el dólar estadounidense. Conforme aumente la emisión de pagarés en respuesta al frenesí de acaparamiento, crecerá la prima de los billetes de dólar sobre los pagarés, y también lo harán las distorsiones de la economía".