Si tuvieras que nombrar al país que según los inversionistas de bonos tiene el mejor crédito de toda América Latina, ¿cuál crees que sería?
Chile, dirían muchos de ustedes rápidamente. O tal vez México. Los más osados incluso pueden pensar en alguna de las potencias emergentes en la región como Perú o Colombia.
Resulta que la respuesta no es ninguno de estos habituales candidatos, sino que es la pequeña Panamá, que alberga a solo 4 millones de personas, pero también a una economía en auge que está siendo impulsada por la expansión de su canal homónimo, la construcción de un sistema de tránsito rápido en la capital y la apertura de su primera planta de gas natural.
Este crecimiento, que según las proyecciones alcanzará el 5.6 por ciento este año, más del doble del promedio de la región, a su vez incrementará los ingresos tributarios y dejará al país con un déficit presupuestario equivalente a menos del 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
"Los fundamentos sólidos y estables del país lo convierten en un positivo caso en la región", dijo Emilia Matei, analista de Standard Life Aberdeen, cuya sede está en Londres.
"La expansión del canal se benefició de la aceleración del crecimiento y el comercio mundial, y las cuentas fiscales y externas siguen mejorando. Y así, los inversores lo consideran un mercado atractivo para participar".
Son tantos los inversionistas que han llegado, que una medida de referencia de los costos de endeudamiento: el EMBIG de JPMorgan, un cálculo de la diferencia del rendimiento que otorgan los bonos soberanos y cuasisoberanos sobre los bonos del Tesoro, cayó a 108 puntos base, en comparación con 114 para Chile, 125 para Perú, 164 para Colombia y cerca de 200 para los gigantes de la región, México y Brasil.
No es la primera vez que Panamá ha sido considerado un mejor crédito que todos sus pares más grandes, pero es algo raro.
Ciertamente, hay algunas limitaciones de los datos y advertencias importantes: el índice de JPMorgan incluye empresas estatales, lo que infla el diferencial de Chile, ya que gran parte de su deuda proviene de la cuprífera Codelco. Y la calificación 'BBB' que asigna S&P a Panamá se encuentra cuatro escaños por debajo de la calificación 'A+' de Chile.
En otra medida de solvencia, como es el costo de asegurar contra default durante cinco años con permutas de incumplimiento crediticio, Chile aún se percibe como más seguro que Panamá, aunque la brecha se ha reducido desde principios de 2016.
Ese es el año en que el Canal de Panamá abrió un nuevo conjunto de esclusas, permitiendo que embarcaciones más grandes transiten el canal que une los océanos Pacífico y Atlántico, lo que ayudó a aumentar el tonelaje de carga en un 22 por ciento en el primer año fiscal de operación.
El presidente Juan Carlos Varela también trata de impulsar el comercio con China. En junio del año pasado anunció que tenía la intención de establecer relaciones diplomáticas y romper sus relaciones con Taiwán. El mandatario visitó China en noviembre para continuar las negociaciones comerciales.
La economía panameña "se mantendrá entre las más dinámicas de la región, con una inflación estable y baja, deuda pública sostenible, un déficit de cuenta corriente cada vez más bajo y un sector financiero estable", señaló en mayo el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe sobre el país.
Las actuales cifras de crecimiento son en realidad relativamente bajas en comparación con las vertiginosas tasas del pasado reciente, cuando Panamá registró alzas anuales del PIB de hasta 11 por ciento en 2011 y 2012. La expansión superó el 6 por ciento en 2013, 2014 y 2015.
El ritmo de crecimiento sigue siendo bastante impresionante para los inversores internacionales, según Sean Newman, administrador de dinero sénior de Invesco, en Atlanta.
"Esto, junto con un menor riesgo político, un déficit en constante mejoría y menores necesidades de financiamiento en dólares, ha comprimido los diferenciales de Panamá en relación con sus pares", dijo Newman.
"No me sorprendería ver una mejora a la calificación soberana a 'A' en 2018".
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