Robert Lighthizer fue confirmado este jueves por el Senado de Estados Unidos como representante comercial de ese país.
Una de las primeras órdenes de Lighthizer será consultar al Congreso sobre los planes de la administración para renegociar el Tratado de Comercio de América del Norte (TLCAN), que Donald Trump calificó de ser un "desastre" durante su campaña electoral.
Lighthizer, de acuerdo con un perfil escrito por él mismo para la asociación de abogados Chambers and Partners, tiene una extensa experiencia en litigación de asuntos internacionales, representando a "grandes" firmas internacionales ante agencias locales gubernamentales e internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y paneles binacionales del TLC de América del Norte.
Asesoró a empresas en lo relativo a sanciones económicas, control de exportaciones y cumplimiento legal de disposiciones internacionales.
Trabajó también en el despacho con sede en Nueva York Sladden, Arps, Slate, Meagher & Flom donde dirige la práctica internacional.
A diferencia de otros miembros del gabinete americano que no cuentan con experiencia en la Administración Pública, Lighthizer fue subdirector de la Representación de Comercio de Estados Unidos durante la administración de Ronald Regan (1983-1985) y jefe de personal del Comité de Finanzas del Senado (1978-1983).
Tiene una maestría en Derecho por la Georgetown University Law Center, al igual que una licenciatura por la misma universidad.
Se opone abiertamente a los tratados de libre comercio, por lo que comparte las visiones de Donald Trump sobre la relación con México y Canadá, así como la postura de que los Estados Unidos debe ser mucho más estricto en su relación con China.
En un artículo publicado en el New York Times señaló que los partidarios del libre comercio "fomentan un comercio desenfrenado, aunque eso ayude a China a convertirse en una superpotencia. Sólo ven lineas de oportunidad, aunque signifique reverenciar a los quejidos de los burócratas antiamericanos que trabajan en la Organización Mundial del Comercio".
"Ellos se oponen a cualquier freno al comercio, aunque signifique que tengamos que depender de otros países para alimentarnos o equipar a nuestro ejército. No ven nada más que un dogma- sin importar cuántos empleos se pierdan, qué tan altos sean los déficits o qué tan bajo caiga el dólar"
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