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La malversación de activos, el soborno y la corrupción figuran entre los principales delitos de los que fueron víctimas las empresas que operan en México.
De acuerdo con la "Encuesta de Delitos Económicos 2018-Edición México", que realiza la firma PwC, la tasa general de delitos económicos en el país creció del 37 por ciento en 2016 al 58 por ciento en 2018, lo cual representó un incremento de casi 57 por ciento.
63%
De fraudes en las firmas fueron perpetrados por actores internos y un 32% por actores externos.
"El aumento que muestra nuestra encuesta en la tasa de delitos económicos en 2018 es, sin duda, muy importante. Sin embargo, surge la pregunta de si podría ser aún más alto, considerando que una gran mayoría de las organizaciones en México (87 por ciento), afirma contar con programas formales de cumplimiento", dijo Alfredo Hernández, socio de Forensic Services en PwC México.
Por tipos de delitos, la apropiación indebida de activos fue mencionada por el 47 por ciento de las empresas, seguido del soborno y la corrupción con 30 por ciento y el fraude cometido por el consumidor con 23 por ciento.
En México las personas con cargos intermedios en las empresas son quienes más cometen fraude interno, señalan 42 por ciento de las firmas encuestadas. A este tipo de personal le sigue el de cargos inferiores, según 32 por ciento de las firmas y los altos directivos, indican 19 por ciento de las firmas.
Crecen pérdidas
Las pérdidas económicas derivadas de los delitos económicos en este periodo son alarmantes. Un ocho por ciento de las empresas reportaron pérdidas de cinco a 100 millones de dólares, comparado con el tres por ciento de 2016.
23%
De fraudes realizados por actores externos a las empresas fueron atribuidos al crimen organizado.
El 51 por ciento dijo haber perdido menos de 100 mil dólares, un 18 por ciento reportó pérdidas de 100 mil a un millón y un 13 por ciento de uno a cinco millones de dólares.
De acuerdo con el reporte, las ciberamenazas son una de las preocupaciones de los empresarios a nivel global. En México, sólo el 15 por ciento de las empresas considera que podría sufrir un ataque cibernético en los próximos dos años, siendo este una de las vulneraciones más agresivas y disruptivas a las que se hayan enfrentado.