Es una creencia común que la trilogía original de Star Wars concluye con una nota positiva. La rebelión destruye la segunda Estrella de la Muerte en lo que termina siendo el último aliento del maligno imperio galáctico del emperador Palpatine.
Los fuegos artificiales estallan en toda la galaxia en celebración mientras los rebeldes y los Ewoks bailan alrededor de una hoguera en la luna de Endor. Incluso los espíritus de Obi-Wan, Yoda y Anakin Skywalker sonríen cariñosamente a nuestro héroe, Luke. Un final feliz, ¿no? No tan rápido.
De acuerdo con Zachary Feinstein, profesor en la Universidad de Washington en Saint Louis, ese habría sido el principio de una nueva y oscura crisis financiera. Uno no puede ir por la vida haciendo estallar Estrellas de la Muerte aquí y allá. Esas estaciones espaciales del tamaño de la Luna no son baratas y cuando el polvo se asienta, los que dieron los fondos para construirlas querrán su dinero de vuelta.
El profesor Feinstein habló con Bloomberg Businessweek acerca de su texto "It's a Trap: Emperor Palpatine's Poison Pill" ("Es una trampa: la píldora envenenada del emperador Palpatine"), y explica lo que pasa exactamente si uno destruye dos Estrellas de la Muerte en fila.
Alerta spoiler: Es algo muy, muy, muy malo.
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