Una taza de café ahora cuesta un millón de bolívares en Caracas. Es una suma de dinero sorprendente.
Considere que hace solo dos años, cuando lanzamos el Índice Café Con Leche de Bloomberg, un café costaba 450 bolívares. O que el precio de hoy es el equivalente a casi una quinta parte del salario mínimo mensual.
O que para comprar una taza con el billete en circulación más común –el de 100 bolívares– tendría que juntar un montón de 10 mil de ellos.
Sin embargo, al mismo tiempo, 1 millón de bolívares realmente no es nada. Al convertirlos a dólares, son sólo 29 centavos.
Este contraste –un café consume gran parte de todo el salario mensual de un trabajador, pero cuesta sólo unos centavos– ilustra los devastadores efectos de la hiperinflación y cómo puede empobrecer a una sociedad.
Con la última alza de precios –desde 800 mil bolívares hace apenas una semana–, la inflación en los últimos 12 meses en Venezuela subió a 43 mil 378 por ciento, según el índice.
Si se analiza el panorama de los últimos tres meses y se proyecta ese ritmo a un año completo, se observa una imagen aún más sombría: una inflación del 482 mil 153 por ciento.