El presidente Donald Trump ha criticado a los mexicanos por quedarse con empleos estadounidenses. Ahora trata de conseguir que los trabajadores al sur de la frontera obtengan un aumento salarial.
Convendría a los intereses de Estados Unidos. Trump quiere evitar que las empresas estadounidenses se trasladen a México, donde los trabajadores ganan la cuarta parte de los salarios de sus pares de EU.
Cerrar esa brecha podría convencer a las firmas estadounidenses de quedarse en su país, y por ello los negociadores de EU impulsarán salarios más altos y mejores condiciones laborales para los empleados mexicanos cuando comiencen la semana próxima las negociaciones para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Dado que los salarios mexicanos se cuentan entre los más bajos de los países más desarrollados, la reforma laboral es un objetivo importante para lograr la exigencia de Trump de obtener un acuerdo mejor para los trabajadores estadounidenses. De lo contrario abandonará el pacto firmado en 1994.
Si bien los funcionarios mexicanos están dispuestos a efectuar algunos cambios, empleos y salarios se convertirán en un tema espinoso si Trump va demasiado lejos y utiliza el tema como herramienta para reducir el déficit comercial de 64 mil millones de dólares del año pasado. México sostiene que sus menores costes de producción tienen ventajas competitivas para toda América del Norte.
El Gobierno de Trump "hará una fuerte presión, y considero que con razón, respecto a los estándares laborales", dijo Gerardo Otero, profesor de la Universidad Simon Fraser de Canadá que ha publicado más de 100 artículos o libros sobre México y América Latina. "Si los precios mexicanos suben debido a los aumentos salariales podría haber una oportunidad de cerrar la brecha".
El TLCAN comprendía originalmente un acuerdo lateral destinado a proteger los derechos de los trabajadores que nunca se incorporó de manera formal al pacto. El Gobierno de Trump dijo el mes pasado que incorporar cláusulas laborales al cuerpo del acuerdo es una prioridad.
EU ya ha comenzado a abordar el tema, dado que México aceptó instrumentar reformas laborales en el marco del Acuerdo Transpacífico (TPP por la sigla en inglés) del que Trump se retiró poco después de entrar en funciones. El secretario de Comercio, Wilbur Ross, dijo en una entrevista de mayo que el cambio en el TPP es un buen punto de partida para EU en las conversaciones sobre el TLCAN.
"No se pierde nada al tomar el TPP como punto de partida para negociar a partir de ahí", dijo Hugo Perezcano Díaz, exjefe de prácticas comerciales de la Secretaría de Economía de México y vicedirector del Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional, que tiene sede en Waterloo, Ontario.
Si bien un endurecimiento de las normas laborales y hablar de la reducción del déficit comercial podría constituir una victoria política a corto plazo para Trump, para EU la verdadera ventaja residiría en cambios más profundos que hicieran más competitivos a los tres países, dijo.