Venezuela se convirtió este martes en el primer país en utilizar oficialmente una moneda digital, llamada Petro, supuestamente respaldada por las reservas petroleras del país, con la esperanza de que ello animará su economía decaída.
El presidente Nicolás Maduro había anunciado a finales del año pasado que iba a crear la divisa a fin de evadir las sanciones económicas estadounidenses, que le prohíben a Venezuela emitir nuevos instrumentos de deuda.
Sin embargo, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le advirtió a sus ciudadanos y a sus empresas que comerciar con el petro sería violar las sanciones contra el país sudamericano.
Además, muchos venezolanos son escépticos sobre las promesas del Gobierno de que las transacciones serán transparentes.
"Mi consejo sería tener sumo cuidado con esto, especialmente tomando en cuenta el historial que tiene el Gobierno venezolano", explicó Federico Bond, cofundador de Signatura, una empresa de monedas digitales con sede Argentina.
"Venezuela no está en condiciones de obtener financiamiento de otra manera, así que esto podría ser una medida de desesperación", opinó.
En total, Venezuela prometió emitir 100 millones de monedas digitales, empezando con una preventa a partir de este martes de 38.4 millones, al precio de un barril de petróleo cada una, es decir aproximadamente unos 60 dólares.
Maduro promovió el petro como una manera de cumplir la promesa del fallecido presidente Hugo Chávez de rebelarse contra el capitalismo global y evadir el dominio del dólar estadounidense y de las firmas de Wall Street.
"El petro será un instrumento de la estabilidad económica y de la independencia financiera venezolana, aunada a una ambiciosa visión global para la creación de un sistema financiero internacional más libre, más balanceado, más justo", explicó el Gobierno en un manual de 22 páginas sobre la nueva moneda.
Sin embargo, los críticos señalan que por lo menos por ahora, el petro se venderá solo a cambio de dólares, indicio de lo mucho que se ha devaluado el bolívar bajo la presión de una inflación de cuatro dígitos.
Algunos partidarios de otra moneda electrónica, el bitcoin, también cuestionan el concepto de que un Gobierno está respaldando una criptomoneda, cuando la idea original de esa herramienta era precisamente evadir los controles estatales.
El bitcoin y otras monedas digitales ya están siendo usadas en Venezuela ante la fuerte inflación, y como manera fácil de pagar por todo tipo de productos y servicios, desde consultas médicas hasta una luna de miel en un país donde es imposible obtener divisas sin usar el mercado negro.
El uso de computadoras para producir bitcoins también se ha popularizado, estimulado por unas de las tarifas de electricidad más bajas del mundo por una desesperación generalizada ante una recesión más grave que la Gran Depresión que agobió a Estados Unidos en la década de 1930.