"No hay límites" a la magnitud de la flexibilización monetaria que pueden disponer los bancos centrales.
Se trata de una reciente declaración del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y del gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, que se han sumado a sus pares de Dinamarca, Suecia y Suiza en lo relativo a adoptar tasas de interés por debajo de cero.
En septiembre de 2014, cuando la tasa de depósito del BCE era de -0.2 por ciento, Draghi decía "ahora estamos en el límite inferior". En diciembre, Kuroda dijo: "No pensamos que debamos introducir" tasas negativas.
La reformulación es global y llega hasta a lugares donde las tasas aún son positivas. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, admitió en noviembre que su tasa de referencia podría caer respecto del actual nivel de 0.5 por ciento de ser necesario, mientras que el vicepresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Stanley Fischer, dijo la semana pasada que las tasas negativas "funcionan mejor de lo que yo esperaba en 2012". El economista de Citigroup Inc. Willem Buiter dice que hasta China podría perforar la barrera de cero el año próximo.
En su presentación este miércoles ante una comisión del Congreso estadounidense, la presidenta de la Fed, Janet Yellen dijo que la posibilidad de llevar las tasas de interés a terreno negativo es algo que la entidad debe estudiar más, pero que no cree que haya algo que le impida hacerlo.
El temor había sido que adoptar tasas por debajo de cero afectara la rentabilidad de las entidades crediticias y las obligara a trasladar el costo a los tomadores de crédito. Otros temores comprendían corridas bancarias y cambiarias, la acumulación de efectivo o la paralización de los mercados monetarios.
En lugar de impulsar el préstamo y el gasto, que era la intención, las tasas por debajo de cero pasarían a ser más un problema que una solución. Ese temor podría resurgir dada la reciente liquidación de las acciones bancarias globales y la preocupación respecto de titanes financieros como Deutsche Bank AG.
¿Cuánto más pueden bajar las tasas, entonces? Mucho, pero mucho más, según un análisis de economistas de JPMorgan Chase & Co. publicado este martes.
Luego de analizar la ausencia de consecuencias en Suiza, donde la tasa de referencia es de -0.75 por ciento, Malcolm Barr, David Mackie y Bruce Kasman estiman que el truco reside en un sistema de niveles como el que ya se ha instrumentado en Japón y algunos lugares de Europa, por el cual sólo una parte de las reservas tiene tasas negativas.
Sobre esa base, estiman que si el BCE se concentrara sólo en reservas equivalentes al 2 por ciento del producto interno bruto, podría reducir la tasa que cobra sobre los depósitos bancarios a-4.5 por ciento, lo que contrasta con el nivel actual de -0.3 por ciento y el de menos 0.7 por ciento que JPMorgan dice que podría alcanzarse para mediados de año.
Sobre una base similar, el límite inferior del Banco de Japón podría ser -3.45 por ciento, y el de Suecia sería de -3.27 por ciento, dijeron los economistas. Si también optara por tasas negativas, la Fed podría bajar -1.3 por ciento y el Banco de Inglaterra a -2.69 por ciento, según JPMorgan, lo que refleja que el ratio reservas-activos es mayor en sus economías que en las demás.
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