La industria tecnológica financiera (fintech) avanza a pasos acelerados, con un crecimiento de 23.4 por ciento, al pasar de 128 startups en mayo de 2016 a 158 operadores a noviembre del mismo año, lo que resulta una buena noticia para los clientes que la banca institucional no atiende, pero al mismo tiempo constituye un riesgo porque el sector no está regulado, reconocen expertos.
Empresas como Clip, cuya finalidad es facilitar a negocios aceptar pagos con tarjeta mediante un smartphone o tableta, y Prestadero, la primera startup de crowdfunding en el país especializada en préstamos en línea, son casos de éxito del ecosistema fintech.
A nivel de inversión, las fintech mexicanas captaron cerca de 100 millones de dólares (mdd) el año pasado, un incremento de 82 por ciento respecto a un año antes, cuando la cifra fue de aproximadamente 55 mdd, dijo Jorge Ortiz, presidente de FinTech México, una organización que promueve la regulación de la industria.
"Hay que reconocer que es un ecosistema nuevo, que es una industria nueva, que no necesariamente ellos (los organismos reguladores) son expertos en fintech y que ellos también hacen el proceso de aprendizaje con otros países", dijo Gerardo Obregón, fundador de Prestadero.
Países como Reino Unido, Australia y Estados Unidos ya cuentan con mecanismos regulatorios en materia fintech. Incluso en Reino Unido instauró un estímulo fiscal para quienes invirtieran en startups fintech.
En Estados Unidos en 2012 el presidente Barack Obama promulgó una ley denominada 'Jumpstart Our Business Startups Act' (Jobs Act, por sus siglas en inglés) que estableció que cualquier persona puede invertir en startups, no sólo inversionistas acreditados.
Primeros pasos para legislar
Recientemente empresas de fintech y representantes del Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, junto con Hacienda, se reunieron para definir lo que será una propuesta de regulación para el sector.
La ley fintech mexicana que, de acuerdo con especialistas, sería la primera de su tipo en América Latina, regularía principalmente tres segmentos: medios de pago; las plataformas de financiamiento colectivo (crowdfunding), dedicadas exclusivamente a deuda y capital; y las monedas digitales (bitcoins).
En el caso del fondeo colectivo, según especialistas, se pondrá principal atención en el denominado equity crowdfunding, modelo mediante el cual startups ceden acciones a cambio de capital para continuar sus operaciones o acelerar su crecimiento, una forma similar a la que opera la Bolsa Mexicana de Valores.
Marc Segura, fundador de la plataforma Play Business, aseguró que la regulación busca dar certeza a clientes e inversionistas y así lograr un crecimiento en la industria.
"Hay muchos inversionistas que se sienten inseguros por la falta de regulación y por más que les expliques que no hay problema, ellos dicen: 'yo no le entro hasta que haya una regulación'".
Especialistas acentúan que la posible ley debe ser muy dinámica, además de intentar eliminar los costos fijos muy altos, para evitar dañar a la industria.
"También se corre el riesgo de que una regulación restrictiva en vez de promover el crecimiento lo limite", coincidió Moreno.
Debido a la falta de regulación, las startups han sumado esfuerzos para dar certeza a consumidores e inversores, al integrarse en organizaciones como la Asociación de Plataformas de Fondeo Colectivo (Afico).
Actualmente, de acuerdo con Marc Segura, presidente del organismo, la Afico cuenta con 22 miembros certificados, pero planean llegar a los 50 al cierre de este año y crecer a 100 para 2018.
Gerardo Obregón, consejero del organismo, afirmó que la misión de la organización también es hacer un frente en víspera de la nueva regulación.
Otro organismo nacido desde esta comunidad es FinTech México, presidido por Jorge Ortiz, y el cual agrupa cerca de 110 startups de distintos rubros del ecosistema.
Debido al rápido surgimiento de nuevas fintech, en la posible ley que se trabaja se planteará un mecanismo conocido como 'sandbox', instituido por la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido y países como Singapur.
Así, startups con modelos innovadores que no estén considerados en el marco legal correspondiente a las fintech podrán acercarse a los organismos reguladores para operar en el mercado en una especie de periodo de 'prueba', sin repercusiones legales.
Según especialistas, la finalidad del sandbox es lograr una regulación más flexible, pues bajo este esquema será posible agregar nuevos esquemas fintech a la ley existente, sin necesidad de crear una exclusiva para los nuevos productos.
"La flexibilidad a la ley se la da el 'sandbox' porque entonces todo aquello nuevo que se invente se pueda acoger (a la nueva legislación).
Pasando por este proceso, sin la necesidad de que haya una regulación específica, eso nuevo va a poder llegar a tener una salida al mercado con la supervisión de la autoridad", dijo Obregón.