En San Miguel de Allende, Guanajuato, se construye junto a una presa un complejo de usos múltiples que contará con un mercado, galería de arte y un hotel de lujo. Éste último tendrá varias áreas de convivencia, un foro cultural y oferta gastronómica.
Así es la nueva apuesta de Fibra Hotel y Grupo Posadas (dueño de Fiesta Inn y Fiesta Americana). El nuevo recinto, que abrirá a finales de este año y será operado bajo la marca Live Aqua, es un ejemplo de una tendencia que actualmente crece en la industria hotelera y que busca dar a los huéspedes una experiencia de lujo a través de vivencias que se relacionen con gastronomía, arte y cultura.
"Hacia allá es a donde va toda la hotelería, que el viajero se sienta cómodo no sólo en pasar la noche, sino que regrese y cuente la experiencia del hotel en donde estuvo", dijo Guillermo Bravo, director de relaciones con inversionistas de Fibra Hotel.
Aunque esta tendencia es aprovechada por los grandes corporativos, coincidieron especialistas, estos hoteles son puestos en marcha principalmente por inversionistas privados, quienes remodelan casonas históricas o haciendas con una inversión cercana a los 250 mil dólares por habitación.
"La mayoría son inversionistas nacionales, son de capital nacional e independiente, de inversionistas que creen en el turismo de cultura y gastronómico", dijo Rafael García, presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM).
García agregó que 30 mil de los 800 mil cuartos de hotel que hay en México, es decir, menos de 4 por ciento del total, ya son del segmento de lujo, también llamado de élite.
Además, en oferta de número de llaves, el sector de lujo crece a un ritmo de 5 por ciento anual, por encima de entre 3 y 4 por ciento que registra el resto de la industria.
A pesar de que históricamente los turistas que llegan a esos establecimientos -sobre todo, los internacionales- demandaban asistir a sitios como Los Cabos o La Riviera Maya, según Mattew Upchurch, CEO de la agencia de viajes Virtuoso, ahora se interesan más por sitios ricos en historia y cultura, que no necesariamente sean grandes ciudades.
Oaxaca, San Miguel de Allende, San Cristóbal de las Casas y Mérida son algunos de los nuevos destinos preferidos por estos viajeros, quienes gastan de 600 a mil dólares por pernoctar en uno de estos hoteles.
"Antes era muy focalizado, ahora se está distribuyendo. El turismo de lujo siempre iba a Riviera Maya o a Los Cabos, ahora ya hay muchas otras opciones, Punta Mita o San Miguel de Allende", comentó Abelardo Maracondes, CEO del foro Luxury Lab México.
Una de las razones por las cuales los inversionistas deciden apostar por los hoteles de lujo es que estos turistas desembolsan hasta 10 veces más que un viajero común.
"El que busca este tipo de turismo puede gastar mil dólares diarios, incluso puede desembolsar hasta 10 veces más", dijo García.
Otra explicación del crecimiento de este segmento radica en que el lujo dejó de atribuirse a objetos y se ha trasladado a las experiencias, basadas en premisas como sustentabilidad y conocimiento de la cultura.
"Vemos una tendencia hacia más viajes en familia, más de experiencias de cultura. En el sector de lujo, los padres quieren que sus hijos aprendan de historia, cultura, arqueología, que también aprendan algo sobre la economía y los problemas", explicó Upchurch.
En 2015 la Secretaría de Turismo (Sectur) echó a andar el programa 'Tesoros de México', un distintivo que otorgó a recintos ubicados en ciudades de importancia histórica, cuya decoración y oferta permiten a los turistas vivir el estilo mexicano.
Sectur reporta que existen 129 hoteles y restaurantes 'Tesoro', más del doble que hace tres años cuando había 54, en estados como Chiapas, Oaxaca, Yucatán y Zacatecas.
"Este turismo está volteando los ojos a México porque ya cuenta con la demanda y la oferta. Tenemos ya la oferta creada y ya está compitiendo a nivel mundial con las grandes industrias élite del mundo", concluyó el presidente de la AMHM.
Cómo son los clientes
Además de pertenecer a un nivel socioeconómico alto, los turistas que consumen este tipo de turismo se caracterizan por buscar involucrarse en las tradiciones, la realidad sociocultural y la gastronomía de los lugares que visitan.
"El turista de lujo gasta 3 veces en hoteles y viáticos que lo que desembolsa en compras; es un turista que no busca un all inclusive y que está dispuesto a circular dinero en la economía local", explicó el CEO de Luxury Lab.
Según Upchurch, estos viajeros también se distinguen porque "les gusta la cultura y van a más lugares, no nada más buscan playas".