Después de un receso de cinco días, las negociaciones sobre el TLCAN entre EU y Canadá se reanudaron el miércoles. Los siguientes problemas deben resolverse para que Canadá permanezca en el acuerdo comercial junto con EU y México.
La leche es importante
Durante mucho tiempo, Canadá ha mantenido una política para apoyar a sus productores de lácteos y a sus granjeros avícolas, quienes se encuentran principalmente en Ontario y Quebec, las dos provincias más pobladas y políticamente delicadas. Después de décadas de quejas por parte de la industria láctea de EU, la administración Trump ha estado presionando para que Canadá haga grandes concesiones y abra su mercado.
Ottawa se ha resistido, y sus funcionarios de alto nivel han insistido recientemente en que no desmantelarán el plan, lo cual ha creado un atolladero.
Canadá sí hizo algunos ajustes para los productos lácteos de la UE en su reciente Acuerdo Integral de Economía y Comercio, lo cual demuestra que Ottawa no es totalmente intransigente en este asunto.
Manejo de disputas
El acuerdo original del TLCAN incluye un capítulo sobre resolución de disputas que permite que un panel de representantes decida si los aranceles compensatorios o antidumping han sido impuestos de manera injusta por uno de los países involucrados en el acuerdo.
Esta disposición fue una demanda clave en las negociaciones originales del tratado, y ha seguido siendo una prioridad para Ottawa porque le ha permitido a su industria maderera desafiar los aranceles impuestos por EU en el pasado. Sin embargo, la administración de Trump sostiene que estos paneles infringen la soberanía estadounidense y tiene la intención de eliminarlos.
En Canadá hay actualmente un debate candente sobre si vale la pena sacrificar todo el trato por esto, pues rara vez le ha producido grandes ganancias para el país.
Mientras tanto, han surgido preocupaciones sobre el destino de un capítulo diferente que les permite a las entidades privadas demandar a los gobiernos — conocido como solución de controversias entre inversionistas y estados— que EU también ha intentado restringir. En el acuerdo de la semana pasada entre EU y México, donde acordaron los términos para revisar el TLCAN sin Canadá, la medida quedó preservada para cinco industrias sensibles.
Aranceles estadounidenses
Este verano la administración estadounidense avanzó con los planes de imponer aranceles al acero y el aluminio procedentes de Canadá y México, justificando estos aranceles por motivos de seguridad nacional.
Esa decisión fue recibida con incredulidad y enojo tanto en Ciudad de México como en Ottawa, donde las autoridades juraron que no habría un nuevo acuerdo comercial a menos que Washington retirara los aranceles de inmediato. Pero el acuerdo que México alcanzó con EU la semana pasada no incluyó ninguna promesa de abandonar los aranceles motivados por la seguridad nacional impuestos por la administración Trump.
Para empeorar las cosas, la Casa Blanca ha seguido amenazando a Canadá con la imposición de nuevos aranceles sobre los coches. Es difícil imaginar que Ottawa acepte cualquier acuerdo que no le garantice algún tipo de protección contra semejantes medidas unilaterales provenientes de Washington.
Guerras culturales
Dado que el acuerdo original del TLCAN se alcanzó a principios de la década de 1990, no tiene muchas disposiciones relacionadas con el comercio digital y la propiedad intelectual, lo que significa que es necesario establecer nuevas disposiciones en las conversaciones.
En general, EU ha estado presionando a favor de una expansión del comercio digital, lo cual incluye restricciones a los requisitos de almacenamiento de datos locales y protecciones de patentes más sólidas. Pero Canadá tiene necesidades específicas, entre las que se incluye la insistencia de que sus comunidades francófonas, concentradas en Quebec, así como sus poblaciones indígenas, queden protegidas.