Donald Trump es, efectivamente, un proteccionista. Es más que una mera retórica. Ésta es la lección obtenida del anuncio de la semana pasada de que firmaría una orden imponiendo aranceles globales del 25 por ciento al acero y del 10 por ciento al aluminio.
Estos aranceles no son tan importantes por sí solos. Pero la lógica utilizada para justificarlos, su propuesto nivel y duración, la disposición de dirigirlos a los aliados cercanos y la declaración del presidente de que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar" deben alarmar a todos los observadores informados.
Es poco probable que esta acción sea la última; es más probable que sea el comienzo del fin del orden comercial multilateral gobernado por reglas que el propio EU creó.
Esto puede sonar alarmista. No debería serlo. Las acciones propuestas se enfocan sólo en un poco más del dos por ciento de las importaciones estadounidenses. Si es allí donde se acaban, entonces el mundo y la economía mundial seguramente lo tomarán con calma.
Es posible que, con alguien tan inconsistente como Trump a cargo, aquí sea donde la situación llegue a su fin. Pero no podemos apostar que así será.
Una razón por la cual es probable que el proteccionismo estadounidense se extienda es que la acción propuesta, explícitamente diseñada para durar un largo tiempo, afectará a todos los usuarios del acero y del aluminio.
Otra razón por la cual esta acción pudiera extenderse es que aquellos adversamente afectados pudieran tomar represalias contra EU en otras áreas. En la práctica, sin embargo, es más probable que sometan a EU al proceso de solución de diferencias de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la vez que imponen la medida de salvaguardia en relación con el acero y con el aluminio para impedir el desvío de importaciones a sus mercados.
Una razón más por la cual veremos la difusión del proteccionismo es el uso por parte de EU del 'tecnicismo' de la seguridad nacional. La OMC de hecho le permite a un miembro "la adopción de las medidas que estime necesarias para la protección de los intereses esenciales de su seguridad…en tiempos de guerra o en caso de grave tensión internacional".
Un punto crucial es que esta acción no está dirigida a China, el cual representa menos del uno por ciento de las importaciones de acero estadounidenses. Sus víctimas son amigos y aliados: Brasil, Canadá, la Unión Europea (UE), Japón y Corea del Sur. Ésta es una política puramente proteccionista destinada a salvar anticuadas industrias.
Por todas estas razones, entonces, debemos prever más acciones proteccionistas por parte de EU y de otros países. Sin embargo, existe una razón aún más importante para anticiparlas. Trump parece querer una guerra proteccionista. Él está convencido de que un gran país con enormes déficits comerciales debe "ganar". Cree que esos déficits son una prueba de que otros países se han aprovechado de EU. Ambas creencias son absurdas desde una perspectiva económica.
Además, es un error considerar los superávits comerciales como el equivalente de una ganancia en los negocios, tal y como lo considera Trump. Las importaciones representan el objetivo del comercio. Los superávits comerciales no poseen mérito intrínseco.
Los déficits comerciales son fenómenos macroeconómicos, no el resultado de una política comercial. Trump acaba de promulgar un enorme aumento en el déficit fiscal estructural estadounidense. En igualdad de condiciones, esta decisión seguramente aumentará el déficit comercial.
Esto será particularmente cierto si, como lo anticipa la administración, sus recortes de impuestos provocan un enorme aumento en la inversión privada estadounidense, mientras aumentan los déficits gubernamentales. ¿Entiende la mano izquierda de la formulación de políticas estadounidenses lo que está haciendo la mano derecha? Parece que no.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene razón al criticar este plan. Impondrá costos sustanciales, trastornará las alianzas y seguramente conducirá a un proteccionismo más costoso, por parte de EU y de otros países.
El plan es un producto de una mezcla característica de autocompasión (el mundo es cruel con nosotros) y grandilocuencia (nosotros podemos fácilmente intimidar a los demás para que se sometan). Es probable que el resultado sea una mayor fragmentación de la frágil estructura del comercio mundial . ¡Bien hecho, Sr. Trump!