La simple tecnología de los pagos móviles está revolucionando el acceso a financiamiento para millones de personas en los mercados emergentes.
África – donde menos de una cuarta parte de las personas tienen una cuenta bancaria, pero más del 80 por ciento tiene acceso a celulares – está a la vanguardia.
En América Latina un gran número de personas también viven en la pobreza fuera del sistema financiero formal – pero con acceso generalizado a la telefonía móvil. Pero los pagos móviles no se han popularizado de la misma manera.
Ruth Wamaitha Ngotho ya no pierde tiempo y dinero yendo al mercado todos los días para comprar piezas y accesorios para automóviles de uno en uno. Gracias a un préstamo, esta vendedora de filtros de aire y aceite de 37 años de edad que opera una pequeña tienda en una carretera de Nairobi, puede ahora abastecerse de lo que necesita.
Tanto el préstamo como el negocio son pequeños. El negocio produce 50,000 chelines kenianos (550 dólares) al mes, y la Sra. Ngotho está amortizando el préstamo de 1,100 dólares en un período de seis meses a una tasa anualizada de 18 por ciento.
Pero su experiencia es indicativa de una increíble tendencia que ha revolucionado las finanzas – y la vida cotidiana – de millones de personas en el centro de África oriental. Ofrecido por Safaricom, el operador móvil keniano valorado en 6 mil millones de dólares, este préstamo demuestra cómo la tecnología está proporcionando acceso al financiamiento, incluso hasta en las comunidades más remotas.
Después de lanzar su histórico servicio de transferencia de dinero móvil y de pago M-Pesa en 2007, Safaricom anunció el año pasado que había unido fuerzas con KCB, el mayor banco del país, para ofrecer préstamos sin garantía de hasta 5 millones chelines kenianos.
A diferencia de otras regiones del mundo, África está provocando esta convergencia. El desarrollo de la tecnología simple, combinada con el respaldo normativo ausente en otras jurisdicciones, ha proporcionado un avance necesario.
Kenia está a la vanguardia. Clasificado ahora como un país de ingreso mediano, pero donde sólo el 22 por ciento de la población tiene cuentas bancarias formales, más de 12 millones de personas – el 29 por ciento de la población de Kenia – envía regularmente dinero a través de M-Pesa ("pesa" en swahili significa dinero). M-Pesa se lanzó hace sólo siete años, pero sus usuarios actualmente envían un promedio de 44 millones de dólares al día, a través de 6.8 millones de transacciones, que constituyen el 31 por ciento del PIB anual del país.
Ahora los usuarios pueden pagar las cuentas y los gastos escolares, comprar huevos en tiendas o adquirir boletos de avión en línea – todo a través de sus teléfonos.
"Agrandar el mercado por medio de las finanzas digitales es el mejor camino a seguir", dice el presidente del Banco Central de Kenia Njuguna Ndung'u. Él ayudó a provocar el crecimiento explosivo de la telefonía móvil en África proporcionando respaldo normativo a la financiación móvil en Kenia, en lugar de defender los monopolios bancarios que existen en otros lugares.
Kenia sigue manteniendo la fama de estar a la vanguardia a nivel mundial en la adopción de los pagos móviles, con una red de 139,000 agentes de M-Pesa. Pero el sistema se está popularizando, y está siendo imitado en todo el mundo, incluso en India y Rumania.
Más de 80 mil paraguayos han obtenido cobertura de seguro a través de una alianza entre Tigo Money, el operador de telefonía móvil, y la micro-aseguradora Bima de Suecia. Los usuarios realizan sus pagos sin inconvenientes burocráticos y a través de los teléfonos móviles.
Para muchas otras personas en América Latina, la compra de productos financieros está todavía fuera de su alcance. Al igual que África, América Latina tiene un gran número de habitantes que viven en la pobreza fuera del sistema financiero formal – pero con acceso generalizado a la telefonía móvil. Por esto, la combinación de tecnología móvil y de dinero electrónico lanzada por M-Pesa en Kenia parecería una solución obvia que debiera haber prosperado en mercados latinos también.
Excepto que no ha sucedido al mismo nivel. Si bien existen una serie de iniciativas de pagos electrónicos y de billeteras móviles en toda América Latina y el Caribe, muchas están teniendo problemas con el asunto de la escala. Los mercados de América Latina tienen redes bancarias más grandes, y las actividades bancarias a través de agentes – el uso de comercios para transacciones simples – también son prominentes. La carencia de dicha infraestructura en África conllevó a una mayor necesidad de los servicios de telefonía móvil de M-Pesa.
Iniciativas al estilo de M-Pesa se han extendido en algunos de los países más pobres de América Latina, de las cuales, la más cercana es Tigo Money, un servicio de dinero móvil que ha tenido éxito en Paraguay.
El sistema Tigo Money también opera en Guatemala, donde ha sido utilizado por Oxfam para hacer pagos de asistencia económica directamente a las personas en las comunidades pobres. Pero la carencia de infraestructura móvil en algunas zonas rurales significa que hay restricciones en este tipo de servicio. Rosario Robles, ministra de desarrollo social de México, dice que la perspectiva de pagar ayuda financiera estatal por medio de teléfonos móviles es "un sueño para nosotros".
Brasil, la mayor economía de América Latina, también se ha quedado atrás en relación a algunos de los países más pequeños de la región.
"Durante años, el mercado brasileño ha estado esperando que los pagos móviles se conviertan en realidad", declaró el gigante de la telefonía española Telefónica cuando se puso en marcha una alianza con MasterCard para ofrecer funciones de billetera móvil en Brasil el año pasado.
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Financial Times