Los mercados emergentes (ME), por definición, están destinados a emerger. Al excluir a China, sin embargo, las economías del mundo en desarrollo están creciendo más lentamente que las del mundo desarrollado por primera vez desde 1999.
Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), los ME, excluyendo a China, obtuvieron a duras penas un crecimiento de producción de sólo un 1.92 por ciento el año pasado, por debajo incluso del renqueante crecimiento del mundo desarrollado, donde la producción creció un 1.98 por ciento.
Además, esto resta importancia a las tribulaciones de los que viven en países en desarrollo: cuando se toma en cuenta su más rápido crecimiento demográfico, el bajo rendimiento de los ME en relación con el de los países desarrollados, en términos per cápita, es todavía más extremo.
En otras palabras, aparte de China, el universo de los países emergentes ya no está en camino de converger con el mundo más acaudalado. Más bien, se está quedando rezagado.
"La falta de convergencia entre el crecimiento de los ME y el de los mercados desarrollados debiera ser motivo de preocupación", dijo Guillermo Mondino, jefe de investigación de ME de Citi.
"La teoría de la convergencia sugiere que los ME debieran estar creciendo más rápidamente que los mercados desarrollados y que debieran estar emparejándose", añadió Mondino.
El futuro de miles de millones de personas depende de si esta reversión de la tendencia hacia la convergencia resulta ser un problema pasajero, o si más bien resulta que el sólido desempeño de los países emergentes durante el período 2000-2014 es el que, en última instancia, ha sido anómalo.
Si la rápida industrialización de China durante este período, la cual estimuló el "superciclo" de las materias primas — esparciendo los beneficios en la mayoría del mundo emergente — resulta ser un cambio aislado, el peligro es que se regrese a las normas de las décadas de 1980 y 1990. En aquel entonces, el crecimiento en los ME, excluyendo a China, típicamente estaba por detrás del de los países desarrollados.
Un argumento en contra de esto es que muchos países de los ME — como India, Turquía y Corea del Sur — son importadores netos de materias primas. Como tales, sería sensato pensar que estos países debieran ser capaces de crecer con mayor fortaleza en el entorno actual que cuando los precios de las materias primas estaban en máximos sin precedentes.
En otras palabras, los bajos precios de las materias primas debieran ser redistributivos — transfiriendo riqueza de Brasil a India, por ejemplo — en lugar de reducir el crecimiento en la totalidad del mundo de los mercados emergentes.
Sin embargo, un análisis llevado a cabo por Citi pone esto en duda. Sus datos sugieren que, desde finales de 1970, ha existido una correlación razonablemente fuerte entre los flujos de capital hacia los ME y el precio del petróleo.
Mondino indicó que esto refleja el reciclaje de los petrodólares de los exportadores de petróleo a los ME en general, lo cual Citi describió como un "consistente, aunque misterioso, fenómeno".
"Los altos precios del petróleo respaldaron el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de los ME durante la década de 1970 mediante el aumento de la disponibilidad de financiación externa. Nosotros creemos que los precios del petróleo más bajos durante la segunda mitad de la década de 1980 contribuyeron a que esa década representara un desastre en el crecimiento", agregó el Sr. Mondino. "Y en la década de 2000, los altos precios del petróleo ayudaron a respaldar los flujos de capital y el crecimiento robusto".
A pesar de esto, el pronóstico principal de Citi es que el crecimiento en los ME, excluyendo a China, gradualmente se elevará de nuevo hasta estar por encima del de los países desarrollados aproximadamente el año próximo.
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