Cuando el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) llevó a cabo su principal debate acerca del futuro de la industria de servicios financieros esta semana en Davos, ocasionó una melé.
Las élites de Davos no estaban desesperadas por escuchar los debates que han dominado la agenda del WEF en los últimos años, principalmente acerca de la crisis financiera y de la reforma regulatoria; estos tópicos están, en su gran mayoría, ausentes de la agenda de este año. En cambio, el tema candente de la actualidad es cómo la tecnología financiera o "fintech" — como se le conoce por su abreviación en inglés — pudiera revolucionar el mundo del dinero. Temas como "Blockchain" han eclipsado las discusiones sobre Basilea III.
Los críticos argumentan que el cambio es un poco prematuro. Después de todo, la vida diaria de la mayoría de los directivos de los bancos sigue estando dominada por cuestiones de reforma normativa; además, algunas partes del mundo de la banca de la eurozona todavía están lidiando con problemas heredados, como el de los banqueros italianos que han seriamente minimizado las preocupaciones sobre los préstamos incobrables.
Sin embargo, los banqueros que están participando en Davos insisten en que el sector bancario se encuentra en su posición más sólida desde la crisis financiera de 2008: las reservas de capital se han incrementado, los riesgos se han reducido y las operaciones se han optimizado. De hecho, un estudio de la firma de relaciones públicas Edelman esta semana incluso mostró que la confianza del público en los bancos está en aumento.
Sin embargo, esto no significa que los bancos estén fuera de peligro. "Tratar de obtener los correspondientes rendimientos ajustados al riesgo de los bancos —dado el estado de la economía, la regulación, los mercados, y la transformación necesaria tanto de los modelos de negocio como de las estructuras de costos— representa un reto; y la competencia está aumentando", comentó Andrea Orcel, presidente del banco de inversión UBS.
La mayor fuente de este reto competitivo proviene de la "fintech" y de su potencial para cambiar drásticamente el 'statu quo'. Esto está afectando numerosos aspectos de las finanzas que van desde los pagos administrativos hasta el asesoramiento de inversión y los pagos al por menor.
De hecho, la revolución es actualmente tan dramática que el director ejecutivo de un gran banco europeo le dijo a la audiencia en Davos que el efectivo podría "dejar de existir" en su forma actual en una década.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó esta semana su primer papel blanco sobre las monedas virtuales. El informe argumenta que, si bien estas nuevas formas de dinero son todavía de muy pequeña escala — con un total de apenas 7 mil millones de dólares en valor de mercado en comparación con los 1.4 billones de dólares del valor del papel moneda estadounidense en circulación — su crecimiento está aumentando tan rápidamente que, tanto los legisladores como los banqueros necesitan prestarle atención.
Numerosas compañías de tecnología financiera — las cuales este año acudieron en grandes cantidades por primera vez a Davos — esperan usar esta revolución financiera para afectar los bancos tradicionales. Muchos de los nuevos participantes argumentan que la banca se mueve con demasiada lentitud para superar a los 'advenedizos', mientras que los financieros establecidos tienden a contraargumentar que el tema de la "fintech" ha sido exagerado.
El nuevo tema conflictivo del mundo financiero gira alrededor de si ellos estarán sujetos a los mismos controles reglamentarios que los bancos tradicionales; o si estos radicales cambios están simplemente ocultando una nueva explosión de riesgos bajo el disfraz de la "innovación".
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Financial Times