La teoría económica sugiere que no se deben alzar las tasas de interés cuando la inflación está a niveles bajos históricos. Pero eso es precisamente lo que México está a punto de hacer.
El Banco de México (Banxico) enfrenta la posibilidad de tener que alzar su tasa referencial históricamente baja de 3 por ciento en un momento en que la inflación ha alcanzado niveles bajos sin precedentes en cada uno de los siete meses pasados y en que el crecimiento del PIB en 2.6 por ciento — aunque envidiado por muchos — sigue más bajo de lo esperado.
Durante varios meses, Banxico ha estado preparando al mercado para aceptar un incremento de tasas correspondiente al incremento de la Reserva Federal; de hecho incluso alteró su calendario de reuniones sobre las tasas en julio para sincronizar las movidas. Pero ahora que finalmente parece que llegó el momento para un incremento de tasas en Estados Unidos, no parece ser un momento tan propicio para el país.
Muchos economistas creen que Banxico no tiene otra alternativa, porque los precios de consumo no son el único indicador que está alcanzando récords en México. El peso, el cual ha caído más de 15 por ciento contra el dólar estadounidense este año, alcanzó un nivel bajo histórico esta semana, a 17.44 por dólar. Si el país no sigue el incremento estadounidense, podría poner aún más presión sobre una moneda azotada por los precios decrecientes del petróleo al animar a los titulares de bonos a abandonar activos mexicanos para aprovechar mayores rendimientos en Estados Unidos.
"El banco estará jugando con fuego si no sube las tasas", dijo Alonso Cervera de Credit Suisse en la Ciudad de México.
El peso podría bajar aún más y dejar a muchos preguntándose, ‘¿dónde está el compromiso del banco con el peso?'
Él — al igual que muchos en el mercado — espera un incremento de un cuarto de punto el 17 de diciembre, su primer incremento desde mediados de 2008, cuando el banco introdujo tres alzas en tres meses para dejar la tasa en 8.25 por ciento.
La tasa referencial de México ha estado en niveles históricamente bajos de 3 por ciento desde junio de 2014, cuando Banxico realizó un recorte sorpresivo de medio punto, intentando estimular el crecimiento. El crecimiento de 2.6 por ciento del PIB en el tercer trimestre, el cual por fin sobrepasó los pronósticos, fue aplaudido, pero la meta gubernamental de crecimiento de 5 por ciento para 2018 parece estar fuera del alcance.
De hecho, a pesar del robusto consumo nacional, el crecimiento del mercado laboral y un incremento de préstamos bancarios que han estimulado el crecimiento a su ritmo más acelerado en dos años, el panorama no es optimista. Según datos publicados la semana pasada, la producción industrial creció solamente 0.5 por ciento en octubre, el nivel más bajo en cinco meses, y las exportaciones manufactureras siguen débiles a pesar del peso más barato.
El gran entusiasmo sobre las perspectivas del país tal vez se ha convertido en un patrón aburrido y poco emocionante de mejoría gradual. Pero México aún disfruta de una estabilidad económica y política envidiable en comparación con otros mercados emergentes, como Brasil, donde la recesión y la turbulencia política se empeoran día con día; y como Argentina, donde se prevé una amarga devaluación. Así que aburrido, en comparación, es el nuevo estándar de belleza; y muchos economistas consideran que México es una de las historias brillantes dentro de los mercados emergentes.
Agustín Carstens, presidente de Banxico, ha reconocido el dilema de tasas de México, lo cual se reflejó en una entrevista a principios de mes en la cual le dijo a Reuters que "estamos enfrentando fuerzas opuestas". Banxico — que ha intervenido para apoyar la moneda en meses recientes — tenía que estar listo para "cuidar" el peso, él aseveró, apuntando que la Fed no era el único factor afectando la política monetaria mexicana.
A pesar de la presión del peso, Marco Oviedo, economista de Barclays, piensa que esos factores adicionales deben ser más importantes que la movida de la Fed la semana que viene.
Las perspectivas de inflación a corto plaza han declinado … Se ha detenido el desempleo y la recuperación económica todavía no se ha consolidado. La manufactura está enfrentando obstáculos y la inversión pública no será una fuente de crecimiento en el corto plazo
Si la Fed señala que el endurecimiento será gradual y los mercados lo toman con calma, él piensa que Banxico posiblemente tenga la opción de no realizar el incremento. Pero una fuerte reacción instaría al organismo a seguir la movida, dijo Oviedo.
Pase lo que pase, la economía de México está íntimamente vinculada con la economía estadounidense, el destino para la mayoría de sus exportaciones. Una economía estadounidense más firme — como lo indicaría un alza de la Fed — sólo puede ser bueno para México.
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