La OPEP y Rusia comenzaron el año reduciendo la producción de petróleo, pasaron la mitad del año aumentando la producción y terminaron el año con un acuerdo para recortarla nuevamente.
Ésa, en pocas palabras, es la narrativa del mercado del petróleo en 2018. Pero si bien ésta es la época del año para reflexionar sobre el pasado, lo que nos dice acerca de lo que se espera para 2019 puede estar causando algunas noches de insomnio en Riad y Moscú.
Es posible que los precios promedio del petróleo sí alcancen cerca de 70 dólares por barril por primera vez desde que el mercado se desplomó en 2014, pero aún así terminarán este año en un nivel inferior comparado con su nivel del 1 de enero. Tendrías que ser muy valiente para apostar a que los precios del crudo terminarán por encima de los 70 dólares nuevamente en 2019.
La razón, cuando se elimina todo el ruido geopolítico que agitó los precios del petróleo este año -desde las sanciones y exenciones de Irán y el colapso de Venezuela, hasta los tuits del presidente estadounidense Donald Trump y la supuesta participación de Arabia Saudita en el asesinato de Jamal Khashoggi- se reduce a un simple punto: la fuerza de la producción del esquisto (petróleo producido a partir de un proceso en rocas) estadounidense está aplanando a todos los demás en su camino.
Este simple hecho, lejos de todo el desordenado drama político, es la clave para comprender la tendencia subyacente del petróleo, y sugiere que el próximo año podría ser difícil para los países dependientes del petróleo.
A principios de 2018, se predijo que EU agregaría un poco menos de 1 millón de barriles por día (b/d) de producción a lo largo del año, según un pronóstico realizado por el brazo estadístico del Departamento de Energía. Otros organismos, como la Agencia Internacional de Energía y la OPEP, estaban pronosticando cantidades similares.
En cambio, el sector del esquisto de EU no solo alcanzó esas expectativas, sino que las superó con creces; la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) de EU estima que la producción de petróleo crudo ha crecido en un promedio de 1.53 millones de b/d o sea más de 50 por ciento más de lo que se había previsto. En términos interanuales, la producción a principios de diciembre había aumentado hasta 1.9 millones de b/d.
Ese petróleo adicional de EU, junto con una mayor producción de líquidos de gas natural, ilustra claramente lo que sucede cuando los precios se fijan en un nivel propicio para comenzar a rellenar las arcas agotadas de los miembros de la OPEP: la industria del esquisto de EU comienza a expandirse a un ritmo increíble.
El aumento de la producción significa que EU ha terminado el año indiscutiblemente como el productor más grande de crudo, con una producción que se aproxima a 12 millones de barriles por día, lo cual coloca al país cómodamente por delante de Arabia Saudita y Rusia.
Para aquellos que dependen de un precio más alto, ya sea para financiar presupuestos nacionales o, en el caso de algunas grandes empresas de energía, para financiar altos dividendos en un momento de gran incertidumbre por parte de los inversores con respecto a su industria, es una razón para preocuparse.
La OPEP, liderada por Arabia Saudita, y Rusia, decidió a principios de este mes que era mejor reducir la producción y aumentar los precios que tratar de presionar a la industria del esquisto estadounidense con un período de menores ingresos. Después de haberlo intentado en 2014, Arabia Saudita no estaba de humor para repetir el experimento dado el impacto de 40 dólares por barril de petróleo en su economía.
Pero la gran historia sigue siendo el crecimiento del mercado del esquisto y cómo pueden responder los grandes productores. Los países y las empresas que se aferraron al mantra de reducir los costos durante la breve recuperación del petróleo en 2018 probablemente estén agradecidos ahora.
Parece que el próximo año no va a ser un buen momento para apostar al alza de los precios del petróleo dado el impacto a largo plazo del esquisto de EU en este mercado.