Empresas petroleras y gasíferas, con operaciones que se extienden a través de todo el planeta, están luchando por atraer empleados, y cuando los contratan, éstos exigen salarios cada vez más altos a pesar de que algunos de los campos petroleros en los que trabajan se están secando. El final del "petróleo fácil" en las cuencas maduras como las del Mar del Norte está exigiendo más trabajo para poder extraer las reservas restantes, lo que ha llevado a una inflación salarial en países como Noruega y el Reino Unido, incluso cuando está disminuyendo la producción.
Mientras tanto, en algunos países ricos con un exceso de proyectos energéticos –Australia, en particular– las ajustadas condiciones del mercado laboral están subiendo los salarios y amenazan la viabilidad de algunos proyectos. Por otra parte, países más pobres como Brasil, Rusia, Angola y Nigeria están utilizando presupuestos de miles de millones de dólares para nuevos proyectos de gas y petróleo como palanca para el desarrollo de oportunidades de empleo y de cadenas internas de suministro que se necesitan desesperadamente.
Gary Ward, especialista en reclutamiento en los sectores del petróleo y gas para Hays, dice: "En América Latina y el Oriente Medio, están poniendo mucho esfuerzo en la formación de su propia gente. En países como Brasil y Colombia, ricos en gas y petróleo, sus futuros se determinarán en parte por el esfuerzo que inviertan en estos sectores".
BG Group, un inversionista extranjero clave en la pujante industria de petróleo y gas de Brasil, conjuntamente con Petrobras, el operador estatal, insiste en que su enfoque para invertir en el país "concuerda con las prioridades del gobierno", en las que se destacan el uso de productos nacionales y el desarrollo de trabajadores cualificados locales.
Nelson Silva, vicepresidente sénior de operaciones de América del Sur para BG Group, dice que los gastos de la empresa tienen como propósito satisfacer la ambición de Brasil de crear "una fuente de personal calificado con conocimientos para satisfacer las demandas de su industria de petróleo y gas local".
Otras compañías occidentales también quieren demostrar que cultivan el talento local. Baker Hughes, la empresa estadounidense de servicios petroleros, cuenta con una red de centros de investigación y vínculos universitarios en países como Brasil, Rusia, Arabia Saudita y Dubai dirigidos a ayudar a satisfacer las ambiciones de los gobiernos y los operadores de petróleo nacionales de desarrollar el talento local y reducir la dependencia de trabajadores extranjeros.
En Azerbaiyán, por su parte, BP señala que 84 por ciento de su personal permanente son locales, y que muchos de ellos ocupan puestos de alto nivel. Sin embargo, eso no es suficiente. En virtud de un "plan de nacionalización" que se ejecutará hasta 2018, BP apunta a elevar la participación de empleados locales al 90 por ciento del total de sus 2 mil 800 empleados y colocar azeríes en la mayoría de los puestos profesionales que en la actualidad son ocupados por personal foráneo.
Ann Perrins, vicepresidenta de la dotación de recursos de BP, dice: "Estamos contractualmente obligados a cumplir con objetivos de localización en ciertas regiones. Sin embargo, creemos que el verdadero valor de la localización va más allá de estas obligaciones contractuales".
En esta relación de estira y afloja, las compañías petroleras que están dispuestas a ayudar a construir una fuerza de trabajo calificada y cumplir con otros compromisos en materia de contenido local, sin duda ganan "puntos extra" con los gobiernos, dice el Sr. Ward, de Hays. A su vez, los países huéspedes, conscientes de la necesidad de maximizar los beneficios que se derivan de los proyectos de petróleo y gas a gran escala, ofrecen mejores condiciones.
Pero el personal extranjero todavía y a menudo desempeña un papel destacado en las primeras y más costosas etapas de la evolución de los proyectos. El personal del subcontinente indio y de las Filipinas compite cada vez más por esos lucrativos puestos con una cohorte de trabajadores norteamericanos y europeos que están envejeciendo, añadió el Sr. Ward. Los potenciales ahorros para los operadores que favorecen la contratación de trabajadores adecuadamente experimentados de los países donde se encuentran los proyectos pueden establecerse según la más reciente guía salarial mundial de Hays.
El salario promedio de 40 mil dólares para un empleado local en Argelia se compara con casi 100 mil dólares para los expatriados. En Rusia, el diferencial se sitúa en 68 mil frente a 127 mil; en Ghana, 27 mil contra 129 mil; en Nigeria 49 mil versus 130 mil; y 55 mil contra 134 mil dólares en Azerbaiyán.
Pero la industria todavía tiene mucho camino por recorrer. En un sector marcado por la alta demanda mundial de personal, el 38 por ciento de la fuerza laboral en todo el mundo todavía trabaja en el extranjero en vez de sus propios países, independientemente de las estrictas restricciones impuestas por muchos gobiernos para fomentar la creación de empleos locales.
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