Cuando se trata del futuro del trabajo, nada causa más miedo o fascinación que la idea de que los robots tal vez puedan reemplazar a los humanos. Sin embargo cuando escucho a las preocupaciones de aquellos que piensan que las máquinas van a tomar nuestros trabajos, pienso en Set Sar de Rhode Island y me pregunto si estamos preocupándonos sobre el tema correcto.
El Sr. Sar, al cual entrevisté el año pasado, trabaja en un almacén en el que cada uno de sus movimientos es dictado por una computadora llamada "Unidad Jenny" que le habla a través de un auricular y le dice a dónde debe ir y qué debe hacer. La presión que se ejerce para "cumplir metas", o sea cumplir con objetivos de productividad, es tan intensa que cuando uno de sus colegas en su anterior empleo dejó caer unos tomates, los trabajadores en ese almacén los pisaron porque no podían tomarse el tiempo para recogerlos.
Estamos tan obsesionados con la amenaza de las máquinas con características humanas que no nos hemos dado cuenta de la propagación de humanos con características de máquinas.
Hace tiempo conocí a un ejecutivo de ventas en una compañía que fabricaba "aplicaciones dirigidas por voz" para trabajadores de almacenes. Su mensaje de ventas: cuando hay personas que recogen 200 artículos por hora, hasta pequeñas mejorías que incrementen su rapidez — tales como no tener que mirar a su dispositivo portátil para recibir la siguiente instrucción — pueden acumularse para producir ganancias sustanciales.
El software de voz reduce el tiempo de entrenamiento y los errores al darles a los trabajadores instrucciones "paso a paso". Así que si tu trabajo es recoger 20 artículos idénticos de un estante, la voz en tu oído primero te enviará al estante, entonces te pedirá que recojas cinco artículos, entonces otros cinco y así sucesivamente.
Si vas a convertir este trabajo en uno robótico, ¿por qué no usar robots? Algunos almacenes ya lo hacen, pero el ejecutivo de ventas explicó que los humanos todavía son mejores que las máquinas cuando se trata de recoger objetos de tamaños diferentes. Además, los robots son caros y no se pagan por sí mismos rápidamente en una economía que puede cambiar muy rápido. Los humanos son flexibles y baratos.
El hecho de que los humanos son relativamente baratos es una de las explicaciones que ofrecen los economistas por la desaceleración reciente en el crecimiento de la productividad global. Por más que se habla de la automatización masiva, esta tendencia está conspicuamente ausente de los datos brutos de productividad.
A nivel global, el incremento en producción por trabajador — los bienes y servicios producidos por cada trabajador — se desaceleró en 2014 a 2.1 por ciento de un promedio de 2.6 por ciento entre 1999 y 2006.
Por supuesto, la tecnología está cambiando el mercado laboral todo el tiempo, pero hasta ahora ha erosionado los empleos en el medio de la gama de habilidades. No ha afectado tanto a los sectores de salarios bajos que requieren trabajo intensivo en los cuales la automatización podría crear enormes ganancias de productividad. Herramientas como la "Unidad Jenny" tal vez están exprimiendo a las personas para que sean más eficientes pero no las están reemplazando.
Algunos economistas piensan que la recesión en combinación con un exceso de trabajadores causado por la globalización y el crecimiento demográfico, ha contribuido a convertir a los trabajadores en un grupo tan grande y asequible que las compañías no han tenido que crear avances que ahorran mano de obra. Como dice Toby Nangle, un gerente de activos en Columbia Threadneedle Investments, ¿por qué debemos invertir en una máquina que hace el trabajo de 1,000 personas cuando es más barato emplear a 1,000 personas?
Esto tal vez no dure. Los mercados laborales se están endureciendo, especialmente en EEUU y el Reino Unido. Amazon, que compró una compañía que fabrica robots, supuestamente encontró que fue más caro contratar a sus 100 mil empleados temporales para la época navideña. Las tendencias demográficas globales también están cambiando conforme la población de países como China comienza a envejecer. Al mismo tiempo, los políticos a través de los países desarrollados están comenzando a forzar el aumento del salario mínimo.
Mientras tanto, la tecnología es cada vez mejor y más barata. Andy Haldane, economista principal del Banco de Inglaterra, dijo recientemente que hasta 15 millones de empleos en Gran Bretaña estaban en riesgo de ser automatizados, especialmente los de salarios más bajos.
Eso sería traumático y muchos de esos empleos se echarían de menos.
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