El centro del mundo de las inversiones podría estar en la mitad del Pacífico. Un muy veterano periodista en el Financial Times me dijo una vez: "Sé estadounidense".
Esta persona se refería a ser positivo. No tenerle miedo al fracaso. No preocuparse por los contratiempos. Tener el valor de mirar hacia el futuro y trabajar excediendo los límites de tu habilidad.
Yo he pulido ese consejo a: "Vuélvete un estadounidense de la costa oeste", o hasta: "Vuélvete un chino de la costa este". Éstas son las regiones donde se encuentran algunas de las compañías de tecnología más innovadoras, ya que están dirigidas por gente audaz que desafía las convenciones y busca cambiar al mundo.
Por consiguiente, son regiones donde los gerentes de fondos a largo plazo piensan que los inversionistas deberían comprar acciones, pues estas revolucionarias compañías están cambiando nuestra manera de vivir.
Tal como Apple (con sede en Cupertino, California) lo ha mostrado dramáticamente, con el sorprendente aumento de su precio por acción en la década pasada y sus ganancias trimestrales récord al cierre de 2014. Los mejores rendimientos a largo plazo son producidos por estos grupos.
En la costa oeste de EU también están los gigantes tecnológicos de Amazon, Facebook y Google, así como Tesla Motors, fabricante de automóviles eléctricos e Illumina, que provee tecnología para la secuenciación del genoma humano y que finalmente podría erradicar las enfermedades.
En la costa este de China está Tencent, el proveedor masivo de medios de comunicación, Internet y teléfonos móviles Alibaba, el gigante del comercio electrónico y Baidu, la compañía de búsqueda.
En el caso de los grupos chinos, hay muchas interrogantes. Alibaba, por ejemplo, se enfrenta a una demanda de grupo en EU sobre alegatos de que no reveló información importante antes de su oferta pública inicial.
Pero a la larga, el fundador Jack Ma puede tener un punto cuando dice que ese escrutinio solamente ayudará a hacer que su compañía se vuelva más fuerte al verse expuesta a las normas más estrictas de los mercados occidentales.
James Anderson, director de acciones globales en Baillie Gifford, la casa de fondos, dice: "Podrías argumentar que el centro del mundo de las inversiones está en el centro del Océano Pacífico –entre la costa este de China y la costa oeste de EU–. Es en estos lugares donde se encuentran las compañías que están cambiando al mundo.
Son aquellas que tienen una ventaja competitiva y estratégica debido a su innovación tecnológica y su orientación a largo plazo".
Significativamente, él no tiene acciones basadas en la costa este de EU. A pesar de la bonanza en empresas de tecnología "startup" en Nueva York, Anderson sigue pensando que Londres y Nueva York, donde dominan los grandes centros financieros y las grandes compañías petroleras, son lugares que más bien circulan dinero en vez de crear riqueza.
Añade que Shanghai, a pesar de estar localizada en la vibrante costa este de China, es parecida a Nueva York y Londres.
En Europa piensa que el lugar más parecido a la costa oeste de EU y la costa este de China, y que ha sido un imán para compañías de tecnología geniales, es Berlín.
Ejemplos de éstas son Rocket, la compañía de Internet y Zalando, el grupo de comercio electrónico.
En el Reino Unido las compañías de tecnología que podrían volverse gigantes del futuro tienden a estar cerca de las ciudades universitarias de Oxford y Cambridge, tales como Nanopore de Oxford, una compañía de secuenciación del ADN. Como dato curioso, algunos de los avances de secuenciación utilizados por Illumina, en San Diego, se originaron en un "pub" en Cambridge.
Por supuesto, siempre hay lugar para invertir en valores, o comprar acciones baratas o mal valuadas, o inversiones de corporaciones gubernamentales.
Pero los inversionistas que realmente apuestan por el largo plazo, o que buscan compañías que puedan resistir la prueba del tiempo y mejorar nuestras vidas, seguramente obtendrán la rentabilidad óptima a largo plazo.
En los últimos 60 años han sido grupos petroleros como Exxon y Mobil los que han dominado los índices del mercado y las clasificaciones de utilidades. ¿Pero qué pasará con las compañías petroleras dentro de seis décadas? ¿Son lo suficientemente innovadores como para mantenerse a la cabeza conforme las propuestas alternas de energía se vuelvan más populares? La industria solar de California podría tener la respuesta.
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Financial Times