Como señaló recientemente el Financial Times, el peso mexicano es una de las monedas de los mercados emergentes con peor desempeño este año, a pesar de que el país es ampliamente considerado un raro punto brillante en el sombrío mundo de los emergentes.
Una explicación que a menudo se ofrece es que, como es una de las monedas más líquidas de los mercados emergentes, el peso se encuentra entre los primeros activos que se venden cuando los inversionistas se vuelven muy reacios al riesgo de los mercados emergentes, sin importar lo que piensen de la situación particular de México.
Pero los datos de Citi sugieren que esta explicación no es suficiente.
El departamento de investigación de Citi publica datos semanales sobre los flujos de divisas manejados por el banco en nombre de sus clientes – no los números en sí mismos (eso sería dar demasiada información), sino los índices basados en esos números.
Separa dichos flujos en cuentas de dinero real, cuentas apalancadas, de corporativos y de bancos. Sus últimos datos sobre las transacciones dólares/pesos mexicanos muestran que los flujos netos en los primeros tres grupos han sido ampliamente neutrales en el último año, pero que los flujos de bancos han sido fuertemente negativos.
Las cuentas de dinero real manejan el dinero a cargo de los inversionistas institucionales y los gestores de activos y las cuentas apalancadas son fondos de cobertura – que son quienes consideramos que venden el peso cuando se vuelven reacios al riesgo. Si la actividad de los clientes de Citi sirve de guía – y recordemos que Citi posee Banamex, uno de los mayores bancos de México – no son estos inversionistas quienes han hecho caer el peso.
Los datos sugieren que la mayor parte del daño ha sido causada por transacciones en nombre de los bancos mexicanos. Éstas son mayores que las de las otras tres categorías juntas – alrededor de un 30 por ciento mayores según Luis Costa, estratega crediticio y monetario de Citi en Londres – y muestran fuertes flujos de salida durante el año pasado.
Costa dice que la gran mayoría de estos flujos representan la actividad de los hogares mexicanos – los ciudadanos comunes y corrientes quienes están sacando sus depósitos en pesos y convirtiéndolos a dólares (los cuales pueden, si así lo desean, mantener en bancos mexicanos).
No se sabe a ciencia cierta la razón por la que están haciendo esto. Puede ser que estén manifestando una falta de confianza en la economía mexicana. Costa cree que se trata de algo más estructural, como un exceso de ahorro en busca de inversiones.
"Hay algo que sí es seguro", dice Costa: "Esto explica la depreciación del peso mucho mejor que los flujos de dinero real".
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Financial Times