Donald Trump ganó la presidencia de EU prometiendo desmantelar décadas de política comercial y "drenar el pantano" de Washington de grupos de presión y de internacionalistas como parte de su promoción de la política de "EU Primero" para traer de vuelta los empleos de fabricación.
Sin embargo, a seis meses del comienzo de su administración, el pantano parece estar no sólo intacto, sino descarrilando su estrategia comercial.
"En términos del comercio, el pantano todavía está allí", comentó Dan DiMicco, el exdirector ejecutivo de Nucor Steel y asesor de campaña de Trump en asuntos de política comercial. DiMicco es un nacionalista económico que ha confesado su decepción ante el fracaso del presidente en cumplir sus promesas.
Trump y los funcionarios estadounidenses continúan prometiendo audaces acciones en materia de comercio. Existen indicios de una línea de endurecimiento con respecto a China, con la administración considerando el lanzamiento de una investigación del régimen de propiedad intelectual y de transferencia de tecnología de Beijing.
En su tercer día en el cargo, Trump también cumplió su promesa de sacar a EU del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), constituido por 12 países y negociado por la administración del presidente Obama.
Pero las amenazas comerciales del Trump han sido recibidas con creciente escepticismo por los miembros de la comunidad empresarial, quienes han ganado varias batallas explotando divisiones dentro de la administración.
Los demócratas también han descubierto una vulnerabilidad en el fracaso del presidente de cumplir con una de las principales promesas populistas de su campaña.
El miércoles, los demócratas del Senado revelaron sus propuestas de política comercial — incluyendo restricciones impuestas a entidades chinas en relación con la compra de compañías estadounidenses — como parte de su intento de atraer a los votantes de la clase obrera que respaldaron a Trump.
Los demócratas también se han envalentonado debido a los enmarañados planes de Trump relacionados con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y México.
Después de amenazar en abril con retirarse de lo que todavía llama con regularidad el "peor acuerdo comercial", la administración de Trump iniciará este mes una renegociación que, según sus propios objetivos públicamente anunciados, parece muy probable que resulte en pocos cambios importantes, si los hubiera, de la ortodoxia comercial estadounidense.
Trump también se enfrenta a una dura batalla en el Senado, tanto con demócratas como con republicanos, por su plan de instalar al excongresista Scott Garrett, un conservador que durante un largo tiempo se ha opuesto al Banco de Exportaciones e Importaciones (EXIM), como su nuevo jefe.
Garrett anteriormente ha pedido que se cierre el banco, el cual proporciona finanzas y ayuda a los exportadores estadounidenses.
Pero la mayor frustración para los nacionalistas económicos es el retraso en el plan de restringir las importaciones de acero, el cual los funcionarios prometieron a finales de junio estaba a tan sólo unos días de ser implementado.
El plan, el cual consiste en utilizar una ley de la era de la Guerra Fría que permite a los presidentes estadounidenses invocar la seguridad nacional para restringir importaciones, tiene como objetivo principal obligar a China a reducir la enorme producción de acero que ha resultado en la reducción de los precios mundiales.
Pero se ha estancado en un debate interno impulsado por el cabildeo de todas las partes interesadas: productores de acero, la comunidad empresarial más amplia de EU, y los aliados y socios comerciales de Asia y Europa.
La contienda en materia de acero ha enfrentado a defensores de una estrategia dura — como Wilbur Ross, el secretario de Comercio — y a nacionalistas económicos de la Casa Blanca, con figuras procomerciales, como Gary Cohn, el exejecutivo de Goldman Sachs que lidera el Consejo Económico Nacional de Trump.
También parece haber ocasionado que el representante comercial estadounidense de Trump, el exabogado de la industria del acero Robert Lighthizer que se dice está cada vez más cerca de Cohn, haya permanecido visiblemente al margen de lo que algunos consideran como un signo de su escepticismo sobre el ejercicio.
Algunos en Washington consideran la desaceleración de la agenda comercial de Trump como una señal de que él se está viendo obligado a enfrentar las complejidades tanto de gobernar como de la economía global.
"La realidad económica está comenzando a golpear a Trump en la cara", comentó Daniel Ikenson, jefe de estudios de política comercial en el Instituto Cato, un centro libertario.
Financial Times