Hace un par de años, entrevisté a un ejecutivo de una importante plataforma tecnológica estadounidense, quien hizo un comentario que me pareció absurdo.
Le estaba preguntando sobre el hecho de que, en la economía "superestrella" de hoy en día, en la que un pequeño número de compañías, sectores y ciudades obtienen porciones cada vez más grandes del pastel económico global comparado con 20 años atrás, empresas como la suya estaban excluyendo la competencia, y, por lo tanto, disminuyendo la innovación. Él me respondió que, de hecho, su compañía — aunque era grande y poderosa — sentía que siempre estaba en peligro de ser afectada por la disrupción. En ese momento, descarté el comentario como un sesgo cognitivo egoísta.
Pero una interesante investigación nueva sobre la economía superestrella me ha hecho cuestionar esa reacción inicial. Según un informe del McKinsey Global Institute (MGI), que se publicará el jueves, hay mucha más movilidad en el mundo de "el ganador se lo lleva todo" de lo que podríamos haber pensado.
El informe analiza cerca de seis mil de las compañías públicas y privadas más grandes del mundo, cada una con ingresos anuales superiores a mil millones de dólares y que juntas representan el 65 por ciento de las ganancias corporativas globales antes de impuestos.
Entre este grupo, el 10 por ciento superior (las compañías "superestrellas") obtienen el 80 por ciento de las ganancias económicas (definidas como el capital invertido de una compañía multiplicado por sus rendimientos sobre el costo de ese capital). Tan sólo el uno por ciento superior se lleva el 36 por ciento del pastel.
Sabemos quiénes forman parte del 10 por ciento superior: las compañías FAANG de alto margen (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google), así como otras que han podido explotar el valor de activos intangibles como software, datos, patentes y marcas. También sabemos que el efecto de la red les permite a dichas compañías "cercar", o proteger, a los mercados de forma rápida y a escala, lo cual les da grandes ventajas competitivas.
Pero lo que muestra el informe de MGI es que hay mucho más movimiento entre ese 10 por ciento superior de lo que podríamos haber esperado. De hecho, el informe muestra que aproximadamente la mitad del 10 por ciento superior de las compañías cayó de ese nivel superior en cada ciclo económico, y que el 40 por ciento de esas compañías que se salieron cayeron hasta el 10 por ciento inferior.
Mientras tanto, unas pocas empresas tenaces pudieron escalar desde el decil inferior hasta la cima durante el mismo período. "Las empresas que están en la parte superior de la escala están obteniendo muchas ganancias", dice el director de MGI, James Manyika, quien encabezó la investigación. "Pero también hay bastante competencia en la parte superior".
La diversidad tanto del 10 por ciento superior como del uno por ciento es mucho mayor ahora que hace 20 años. Estas compañías incluyen no sólo las compañías esperadas de Silicon Valley, sino también a muchas empresas de otros sectores (algunos bancos globales y compañías manufactureras están en el nivel superior) y geografías (hay muchas multinacionales occidentales en la lista, pero también muchas empresas chinas de rápido crecimiento).
¿Por qué pueden las compañías subir tan rápidamente y caer a niveles más bajos más rápidamente que hace un par de décadas atrás?
Parte de la respuesta tiene que ver claramente con la globalización; cuando surge una idea exitosa, el mercado potencial para ella es mucho mayor que antes, y el acceso al capital global para ampliar esa idea también es mayor.
Vale la pena reflexionar sobre este punto en un momento en el que se cuestiona el valor de la globalización. Si la rentabilidad se basa en la capacidad para poder acceder rápida y fácilmente a los mercados globales, revertir esas fuerzas seguramente cambiará de manera drástica la situación.
La idea de que existe movimiento en la economía superestrella es importante. Significa que las fuerzas de la competencia económica pueden estar funcionando mejor de lo que hemos asumido. Y, sin embargo, esta rotación a nivel de compañía y sector no se está propagando de forma equitativa dentro de los países. De hecho, estamos viendo más bifurcación geográfica que antes. Por ejemplo, en EU sólo el 10 por ciento de todos los condados obtienen el 90 por ciento del PIB.
Si no encontramos una manera de cerrar esa brecha, no importará que haya más competencia dentro de las grandes corporaciones.