Hace dieciocho años un colapso monetario en Tailandia se propagó por Asia, provocando una brutal crisis económica y financiera.
Ahora los ecos de aquel colapso resuenan una vez más.
Las monedas de toda Asia llevan la peor parte de un retroceso mundial de los mercados emergentes, pues se anticipa la primera subida de las tasas de interés estadounidenses en casi una década en un contexto de caída de los precios de los productos básicos y crecientes preocupaciones sobre la economía china.
Los inversionistas que se han beneficiado en los últimos años de inyectar dinero en las economías de los mercados emergentes de Asia están reevaluando sus carteras conforme se agudizan los riesgos macroeconómicos globales.
Una vez más, el mercado más sensible ha sido el de las monedas, el cual tradicionalmente actúa como un barómetro de la cambiante actitud de los inversionistas.
"Las monedas de los mercados emergentes están bajo ataque desde diferentes direcciones", dice Charlie Robertson, economista jefe mundial del banco de inversión Renaissance Capital. "El posible aumento de las tasas por parte de la Reserva Federal, el fortalecimiento del dólar, los bajos precios de los productos básicos y la desaceleración en China ya habían surgido en el pasado. Lo que es diferente ahora es que todos están ocurriendo a la misma vez".
La liquidación en los mercados emergentes asiáticos ha llevado el baht tailandés a su nivel mínimo en seis años de 34.9 por dólar, mientras que las monedas de Malasia e Indonesia han caído a niveles no vistos en casi dos décadas.
Al igual que en 1997, los inversionistas globales están preocupados por la política monetaria estadounidense y el miércoles examinarán la última declaración política de la Reserva Federal en busca de pistas sobre el momento de la aparición de la restricción monetaria.
De forma similar, la fortaleza del dólar estimula los flujos de dinero desde las riesgosas economías asiáticas emergentes y hacia las economías ricas, por lo que los países con los mayores déficits en cuenta corriente serán probablemente los grandes perdedores.
Pero esta vez hay otro catalizador: China.
Se están revirtiendo los precios de los activos que fueron impulsados por el estímulo chino durante años. Las economías asiáticas están limitadas por la desaceleración del crecimiento y la menguante demanda de materias primas en China – la misma demanda que provocó el auge de los precios de los productos básicos.
Las esperanzas de que la recuperación económica en el mundo desarrollado pueda contrarrestar el impacto de China también están desmoronándose, ya que el Fondo Monetario Internacional recortó su pronóstico de crecimiento global para 2015 del 3.5 al 3.3 por ciento.
Los gestores de activos globales ya están sintiendo el impacto. La entidad gestora de fondos Aberdeen Asset Management, del Reino Unido, reportó recientemente el noveno trimestre de flujos de salida de sus fondos de mercados emergentes y una caída en los activos bajo gestión.
Si EU se dispone a subir las tasas en septiembre, los mercados emergentes podrían sufrir una mayor inestabilidad.
Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, ha advertido que se repetirá la "taper tantrum" de 2013, cuando los comentarios de la Reserva Federal sobre los planes de poner fin a su programa de compra de bonos llevaron a los inversionistas a empezar a retirar dinero de los mercados emergentes.
Ray Dalio, dueño de un fondo de cobertura, ha ido más lejos, advirtiendo que cuando EU finalmente suba las tasas de interés, se arriesga a desencadenar una crisis mundial.
Pero las comparaciones no son perfectas.
Esos fueron impactos agudos, dice Michael Ganske, jefe de mercados emergentes de Rogge Global Partners. Esto más bien se trata de una tendencia lenta.
"Ahora los mercados emergentes tienen políticas cambiarias flexibles y un mayor número de reservas de divisas para estabilizar sus monedas", dice. "Así que cuando la Reserva Federal comience a subir las tasas no se verá una liquidación dramática".
Sin embargo, aunque los mercados emergentes han aumentado sus niveles de cambio de divisas, algunos analistas bancarios se preguntan si las reservas son suficientemente amplias como para apoyar sus monedas después de un largo auge del crédito.
"Obviamente, la situación no es buena", dice Will Oswald, jefe global de renta fija de Standard Chartered. Sin embargo, rechaza la idea de que Asia esté encaminándose a una repetición de la crisis anterior.
"Estos problemas ya están bien identificados y los inversionistas en los mercados emergentes ya están a la defensiva, por lo que no espero fuertes caídas", indicó.
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