Un cruce entre un Dalek de la serie de ciencia ficción de larga duración de la BBC "Doctor Who" y R2-D2 de "Star Wars" podría ser la clave para prevenir la muerte de niños en tiroteos en las escuelas en Estados Unidos, conforme los robots comienzan a salir de las fábricas para incorporarse en la industria de los servicios.
Brillante y blanco, el robot de guardia autónomo patrulla un área, a partir de datos procedentes de los sensores ópticos y de sonido junto con el reconocimiento de matrículas de autos para proporcionar información a las autoridades policiales o guardias de seguridad.
Stacy Dean Stephens y su equipo en Knightscope concibieron la idea después de los tiroteos en Sandy Hook en una escuela primaria en Connecticut en 2012. Siendo un policía en Texas, el Sr. Stephens pensó que los agentes de la ley necesitaban mejor tecnología.
"Después de Sandy Hook, el análisis mostró que si los oficiales hubieran sido capaces de entrar en la escuela apenas un minuto antes, 12 vidas podrían haberse salvado", sostiene.
La máquina autónoma de datos de Knightscope K5 utiliza una combinación de la robótica y el análisis predictivo para determinar cuándo deben ser alertados los oficiales de la policía o de la empresa de seguridad acerca de una amenaza.
Con cinco pies de altura y lleno de sensores, puede llevar más de lo que los oficiales de la policía pueden cargar en su cinturón y salvarlos del "trabajo más monótono, aburrido y mundano", dice el Sr. Stephens.
El robot está siendo probado en los campus de las compañías tecnológicas de Silicon Valley, que son más capaces de experimentar que las escuelas. Knightscope ha recibido el interés no sólo del sector de la educación, sino también de los organizadores de los próximos Juegos Olímpicos en Brasil y Tokio, las grandes empresas de seguridad de EU y otros negocios desde Oriente Medio hasta China.
La empresa, que tiene sólo una docena de personas, está a la vanguardia de una nueva era en la robótica, conforme la tecnología más inteligente comienza a introducirse en las industrias de cuello blanco e incluso en las industrias profesionales. El Sr. Stephens dice que la tecnología autónoma está en el "borde de una revolución, un cambio tremendo en la próxima década", comparándola con la revolución de la computadora de la década de los ochenta.
El profesor Erik Brynjolfsson, quien junto con su colega Andrew McAfee de la Sloan School of Management de MIT escribió recientemente el libro "The Second Machine Age", dice que la tecnología que se está desarrollando podría perturbar cientos de millones de empleos.
Sostiene que, si bien la primera era de la máquina, la revolución industrial, sustituyó los músculos de las personas con las máquinas, la segunda está reemplazando tareas cognitivas realizadas por los seres humanos.
"Va a tener algunas similitudes con la primera era de la máquina pero también habrá diferencias muy importantes", dice el profesor Brynjolfsson. "Cuando se sustituye el trabajo muscular con máquinas, todavía se necesita al ser humano para tomar decisiones acerca de lo que hay que hacer, agregando valor al trabajo humano. Pero en la próxima ola no queda claro si las máquinas complementan o sustituyen a los humanos".
Las máquinas ahora pueden diagnosticar el cáncer de mama mejor que los humanos, los abogados de primer año casi han sido reemplazados por el software de descubrimiento legal y los vehículos de auto-conducción tienen una imagen mental de los puntos ciegos de todos los vehículos en la carretera y pueden detectar una disminución de velocidad desde más lejos.
Los robots son a menudo más baratos que los humanos, trabajan más horas y pueden realizar tareas menos seguras. Aethon, una compañía con sede en Pittsburgh, vende su robot "Tug" (remolcador) –un carro de auto-conducción– a los hospitales, que lo utilizan para el transporte de medicamentos, muestras para el laboratorio, comidas, lavandería y residuos.
Aldo Zini, presidente ejecutivo de Aethon, dice que los hospitales obtienen "ahorros significativos" con un retorno de 150 por ciento de la inversión en pocos años. Pero añade: "La mayor ventaja es que los robots son buenos para hacer las cosas que son peligrosas o no muy adecuadas para un ser humano –como empujar un carrito de lavandería de 500 libras, recoger desechos infecciosos, o transportar medicamentos costosos de quimioterapia". Los ingresos de la empresa casi se duplican año con año.
Para Illah Nourbakhsh, profesor en el Instituto de Robótica de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, una de las cosas más importantes en las que tienen que pensar las compañías es el efecto que los robots tendrán sobre los empleados existentes.
"Cuando se introducen robots no se sustituyen a todas las personas. Psicológicamente, puede tener un impacto en la relación de las personas con los robots y con la gestión", dice. "Introduce toda una nueva dinámica de extinción".
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