Hay una extraña idea circulando entre los operadores mexicanos de divisas. Bueno, más bien una broma, pero que tiene cierta lógica.
Va así: en vez de gastar sus preciosas reservas para defender al peso, México debería simplemente comprar Twitter - a un costo de alrededor de 12 mil millones de dólares - e inmediatamente cerrarlo.
La idea circuló esta semana después de que el Banco de México revelara que ya había inyectado 2 mil millones de dólares de las reservas en un esfuerzo en gran parte inútil para proteger el peso de un flujo constante de tuits antimexicanos de Donald Trump.
"Yo sugeriría que lo hagan rápido", bromeó Juan Carlos Alderete, estratega cambiario de Banorte-Ixe en la Ciudad de México. "Porque ahora apenas podemos permitirnos el lujo".
Ahora nadie piensa que esto realmente va a suceder. Y es difícil imaginar que sería eficaz de todos modos.
Pero esta idea que se planteó como broma muestra la frustración de los mexicanos con la economía y que el valor de sus ahorros está a merced de las, aparentemente al azar, reflexiones que vienen en 140 caracteres de la cuenta de Twitter de Trump.
Es un sentimiento que, presumiblemente, sería compartido por inversionistas estadounidenses en compañías como General Motors o Lockheed Martin, pero en México el dolor y la desesperación que lo acompaña parecen estar en una escala mucho mayor.
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