Un dólar en niveles de 16 pesos podría no ser una noticia completamente mala, sino formar parte de una "normalidad" a la que no estábamos acostumbrados.
No en vano, la Fed habla de la "normalización" de su política monetaria, lo que nos lleva a la percepción de que los tiempos actuales no son "normales", no al menos para los mercados.
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LAS CAUSAS DE LA 'ANORMALIDAD'
Cuando en septiembre de 2008 el tipo de cambio del peso respecto al dólar pasó de 10.30 a 11 pesos por dólar, nadie se imaginaba lo que vendría; la caída de 6.79 por ciento fue considerada como un "ajuste técnico" debido a la relativa estabilidad del tipo de cambio en los meses previos.
Para marzo del año siguiente, el dólar alcanzó un precio sin precedente de 15.49 unidades, y ya entonces la crisis hipotecaria estadounidense había trastocado todas las expectativas del planeta.
Medido en esos términos, el peso se depreció 50.38 por ciento nominal en sólo seis meses.
No era para menos, en el mundo se hablaba de que Estados Unidos enfrentaba la peor crisis financiera de la era moderna, la más grave en 80 años y con enorme riesgo de que se produjera una "Gran Depresión", como la de fines de los años veinte del siglo pasado.
En 2009 y los años posteriores, las depreciaciones cambiarias tenían por regla general una o varias malas noticias de por medio. Hasta principios del año pasado cuando la economía de Estados Unidos empezó a recuperarse, con lo que se estabilizó el tipo de cambio.
La medicina para que la economía global se recuperara fueron dosis de tasas de interés "inusualmente bajas" como las definió el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke.
Japón, la Eurozona, Inglaterra, Canadá, Suiza, Suecia, y gran parte del mundo industrializado llevó las tasas de interés muy cerca del cero absoluto, o de plano en ese nivel.
NO SIEMPRE LA MALA NOTICIA ES MALA
Para Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis en Grupo Financiero Banorte, la depreciación reciente del peso no necesariamente es una mala noticia, sobre todo porque se sustenta en una buena noticia relacionada con nuestro principal socio comercial, Estados Unidos.
Lo que sucede, destaca, es que el peso mexicano es la moneda emergente más líquida del mundo y la octava más operada en los mercados globales si consideramos a las divisas industrializadas.
Por esa razón, el peso se deprecia ante las expectativas de que la Fed suba su tasa de interés; la debilidad del peso no obedece a los fundamentales de la economía mexicana.
SUBIRÁ LO QUE NO SUBIÓ
En opinión de analistas, el dólar subirá lo que no subió en otros años debido a las tasas de interés inusualmente bajas en el mundo industrializado, lo que generó flujos monetarios a los mercados emergentes en beneficio de sus monedas, que se mantuvieron apreciadas.
En opinión de Joel Virgen , subdirector de análisis de Grupo Financiero Banamex, el tipo de cambio seguirá en alrededor de 16 pesos en el corto plazo (de 0 a 3 meses), y se "regresará" cuando la Fed baje sus tasas, previsiblemente en septiembre.
De hecho, tanto el experto de Banamex como otros analistas entrevistados coincidieron en señalar que mientras la caída del peso o la extrema fortaleza del dólar no le pegue a la trayectoria de los precios internos (inflación), la depreciación del tipo de cambio no será un problema mayúsculo para nuestro país.
EL PASO A LA 'NORMALIDAD'
Los entrevistados coinciden en señalar que los mercados mexicanos vivirán en la "anormalidad" por varios meses más, hasta que la Fed actúe, mueva su tasa de referencia y con ello inicie una era contraria a la que hemos vivido desde 2008 hasta la fecha.
Una vez que pasen las turbulencias, la mayoría coincide en que el tipo de cambio regresará a niveles de 15 o quizás 14.70 pesos por dólar, donde debería cotizar de acuerdo con las mediciones de variables como tipo de cambio real y de paridades.
Mientras tanto, el proceso de "normalización" incluye un dólar inusualmente caro, tal como inusualmente bajas fueron las tasas de interés del mundo industrializado en los últimos años.