Los inversionistas extranjeros con participación en el mercado de deuda mexicano privilegiaron durante 2016 a los instrumentos de largo plazo sobre los de corto, lo cual contribuyó a un 'aplanamiento' en la curva de rendimientos de los bonos soberanos.
Durante el año pasado, los flujos foráneos dirigidos hacia instrumentos de largo plazo, como los Bonos M, alcanzó una cifra sin precedente de 1.71 billones de pesos, situación que representó un alza de 157 mil 846 millones respecto a 2015, según cifras publicadas por el Banco de México.
En contraste, los recursos extranjeros destinados a instrumentos con vencimiento menor a un año, como los Cetes, representó una caída de 159 mil 458 millones de pesos, en el año pasado, al ascender su saldo a 292 mil 320 millones al cierre de 2016.
En balance, los recursos que salieron de instrumentos como los Cetes prácticamente se dirigieron a la compra de Bonos M, lo cual implicó un intercambio, equivalente a un swap, de instrumentos de corto por los de largo plazo.
"Dicho desempeño puede atribuirse al reciente atractivo de los bonos mexicanos causado por el incremento en las tasas locales (de largo plazo)", explicaron Joel Virgen, y Luis Valdez, especialistas de Citibanamex, en una nota de análisis. "El diferencial entre los Bonos-M y los Bonos del Tesoro a plazos de 2 y 10 años se encuentran en niveles máximos desde marzo de 2009".
Un aplanamiento en la curva de rendimientos implica que el diferencial entre las tasas de interés de corto y largo plazo disminuye, lo que para algunos economistas implica una mayor probabilidad de recesión.
Durante 2016, los rendimientos de los Cetes, que son más susceptibles a cambios en la política monetaria del Banco de México, en su plazos de tres, seis y un año, aumentaron 274, 270 y 282 puntos base, respectivamente. En tanto, los bonos de 10 y hasta 30 años, apenas subieron ligeramente por arriba de los 100 puntos en promedio.
Disminuyen flujos totales
En términos netos, durante 2016 se dio una baja de 20 mil 612 millones de pesos en la tenencia de extranjeros en el mercado de deuda de valores gubernamentales, equivalente al 0.97 por ciento del total. A pesar de la reducción marginal, destacó que es el primer retroceso registrado desde 2002.
El comportamiento de los flujos de capitales del exterior se ha dado dentro de un contexto de una fuerte debilidad en la moneda mexicana. En 2016, el peso se devaluó 19.92 por ciento frente al dólar y en lo que va del año, este comportamiento se acentuó.
"La prima de riesgo local registró un profundo deterioro durante la primera semana de operación, conforme activos denominados en pesos mexicanos resintieron el débil desempeño del mercado cambiario ante la retórica de la administración entrante en Estados Unidos", explicó en una nota el área de análisis de Banorte-Ixe, liderada por Gabriel Casillas.
El comportamiento de los flujos de capitales observado en la actualidad, contrasta con el de otros episodios de turbulencia financiera, cuando los capitales tendían a refugiarse en instrumentos de corto plazo.
La creación de los bonos al inicio del presente siglo representó una 'parteaguas' en el mercado de deuda nacional, semejante a la ocurrida con los Cetes a finales de la década de los setenta, que posibilitó incrementar la captación de recursos provenientes del exterior.
La tendencia en la entrada de recursos del exterior a México se aceleró a partir de 2008, como respuesta a que los bancos centrales en el mundo bajaron sus tasas de referencia y generaron una fuerte liquidez, parte de la cual fue captada por México. Sin embargo, la tendencia comienza a cambiar.