Los contratos a futuro sobre el petróleo ampliaron las pérdidas de la sesión previa, muy cerca de sus niveles más bajos en un mes, debido a que el aumento de la producción en Estados Unidos y un mercado físico más débil se sumaba a la presión de un declive generalizado en las acciones y las materias primas.
El reporte de empleo estadounidense del viernes, que mostró el crecimiento más veloz en los salarios en casi nueve años, exacerbó una ola de ventas en el mercado que ya estaba en marcha cuando Wall Street comenzó a retroceder desde máximos históricos.
Brent cayó al cierre 1.4 por ciento, a 67.62 dólares por barril, mientras que el petróleo West Texas Intermediate (WTI) perdió 2 por ciento, a 64.14 dólares por barril.
El viernes, el índice S&P 500 anotó su mayor caída diaria desde septiembre de 2016, pero aún acumula un alza de 3.0 por ciento desde comienzos de año y de 21 por ciento desde febrero de 2017, tras tocar un máximo histórico a fines de enero.
"Vamos a pasar por un periodo de mucho mantenimiento de refinerías y no sería inesperado que sucediera (una ola de ventas)", comentó jefe de estrategia de la consultora Petromatrix, Olivier Jakob.
También hay evidencia de un incremento en la producción de crudo en Estados Unidos, que podría amenazar los esfuerzos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para apuntalar los precios.
Datos del gobierno de Estados Unidos divulgados la semana pasada mostraron que la producción de crudo del país subió sobre los 10 millones de barriles por día (bpd) en noviembre por primera vez desde 1970, debido a que los extractores de petróleo de esquisto expandieron sus operaciones tras los avances de los precios del barril el año pasado.