Para analizar la economía de México, la cual creció a una tasa promedio de 2.3 por ciento en el 2017, hay que revisar los principales indicadores económicos, los cuales son la producción, la inflación, el tipo de cambio, tasa de interés, entre otros. Dentro del PIB, el consumo es la partida más relevante, la cual representa el 66 por ciento, seguida de las exportaciones e importaciones, el gasto de gobierno y la inversión.
En el 2017, las exportaciones fueron el rubro que más creció al aumentar 9.82 por ciento respecto al 2016, seguidas de las importaciones de bienes y servicios que mostraron un incremento de 8.81 por ciento. En tercer lugar el consumo mostró un crecimiento promedio de 3.27 por ciento en el 2017. Por su parte, el gasto de gobierno disminuyó 2.8 por ciento, mientras que la inversión (que debería ser el motor de la economía) cayó 1.66 por ciento. Podría decirse que el crecimiento económico de México está sustentado por el aumento de las exportaciones, las cuales afortunada o desafortunadamente, el 79.8 por ciento tienen como destino Estados Unidos, 2.8 por ciento Canadá, 16.4 por ciento un grupo de 43 países y el restante uno por ciento al resto del mundo.
La inflación, se ubica hasta la primera quincena de febrero en una tasa interanual de 5.45 por ciento, mostrando un efecto de rezago de la depreciación del peso. Lo anterior ante la dinámica de los precios en México, en donde al subir el precio de los insumos (o el tipo de cambio), la inflación sube, mientras que al ajustarse a la baja, la inflación permanece constante, sobre todo si se tiene la expectativa de que el tipo de cambio pueda volver a subir.
Llevándonos al tercer indicador: el tipo de cambio, que ha sido el dolor de cabeza de México en los últimos años debido a su alta volatilidad. El tipo de cambio es determinado principalmente por las posiciones de inversión en el mercado de futuros de Chicago. Cuando existe especulación que favorece al dólar o hay aversión al riesgo, se presiona al alza el tipo de cambio. Durante el 2017 el tipo de cambio fue el principal determinante de la inflación y ante la expectativa que vuelva a subir, presiona al alza la inflación y genera la expectativa de que Banxico volverá a incrementar su tasa de referencia.
Las tasas de interés en México se rigen por la tasa de Banxico, la cual se ubica actualmente en un nivel de 7.5 por ciento. Desde diciembre de 2015, Banxico tiene un ciclo alcista, con el objetivo de regresar la inflación a la meta. Desde esa fecha Banxico ha subido la tasa 425 puntos base, mientras que la Fed en EU la ha subido 125 puntos base. Se calcula que existe 60 por ciento de probabilidad que Banxico suba su tasa de referencia en abril, sobre todo si la Fed sube su tasa el 21 de marzo.
En términos de vulnerabilidad destaca que el crecimiento de México ha estado sustentado en las exportaciones y con esto la renegociación del TLCAN es el principal riesgo para la economía, principalmente por la retórica proteccionista de Trump.
Otro punto vulnerable es la forma en que está financiado el déficit en cuenta corriente. Con la renegociación del TLCAN, la inversión extranjera directa ha caído en la manufactura y en el total se ha mantenido constante gracias a las entradas relacionadas con el petróleo. Por el lado de la inversión extranjera de cartera, los capitales entraron a un menor ritmo. Así, podría decirse que el déficit en cuenta corriente, que aunque no es muy elevado y se encuentra dentro de los niveles adecuados de acuerdo a la teoría económica, está sustentado en gran medida en el capital golondrino, que es muy susceptible a las noticias y especulación.
En resumen, la economía mexicana va creciendo a un ritmo moderado, pero que tiene una alta vulnerabilidad en su crecimiento. Sin embargo, es poco probable que dentro de su vulnerabilidad se genere una crisis económica, a menos que se diera una súbita fuga de capitales y se restringieran las exportaciones hacia Estados Unidos.
Economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey. gsiller@bancobase.com
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.